[- “No me dejes caer”]

Ambientación: tarde lluviosa, interior de una cafetería vacía. Afuera, el cielo gris derrama lágrimas sobre el cristal empañado de las ventanas. Dentro, solo están ellos dos...

Andrés sostenía con fuerza a Luna entre sus brazos, su mentón apoyado con suavidad sobre su cabeza. Su ceño ligeramente fruncido y sus ojos dorados hablaban de una tormenta interna que él se negaba a mostrar del todo.

—Lun... —susurró con voz ronca, casi ahogada por la presión de los sentimientos que lo envolvían—. ¿Por qué no me dijiste que estabas así?

Luna apretó los ojos con fuerza, su cuerpo temblando contra el pecho de él. Las lágrimas caían silenciosas, pero su voz rompió el aire con un suspiro desesperado.

—Porque no quería preocupar a... mi amado fotógrafo —respondió, con la voz entrecortada, como si esas palabras fueran su única fuerza para seguir de pie.

Andrés tragó saliva, sus dedos acariciaron con cuidado los mechones dorados de ella.

—¿Y yo qué soy entonces si no puedo cuidarte, Lun? ¿De qué sirve que te mire a través del lente si no puedo proteger lo que hay detrás de tu sonrisa?

Ella levantó el rostro apenas, lo justo para mirarlo a los ojos. Sus mejillas seguían húmedas, pero en su mirada había una mezcla de ternura y culpa.

—Eres todo... incluso cuando me rompo.

Andrés cerró los ojos un segundo. La abrazó más fuerte, como si temiera que el mundo se la llevara si la soltaba. Afuera, la lluvia seguía cayendo. Dentro, el mundo se detenía.

—Entonces no te rompas sola nunca más —dijo él con suavidad, apoyando su frente contra la de ella—. Que si el mundo te aplasta, Lun... yo estaré aquí para reconstruirte con cada fotografía que te devuelva la luz.

Ella sonrió entre lágrimas. No dijo nada, solo se quedó allí, aferrada a su refugio, su fotógrafo, su todo.

@Andrés Minjae Lanzani
🌙 [- “No me dejes caer”] 📸 Ambientación: tarde lluviosa, interior de una cafetería vacía. Afuera, el cielo gris derrama lágrimas sobre el cristal empañado de las ventanas. Dentro, solo están ellos dos... Andrés sostenía con fuerza a Luna entre sus brazos, su mentón apoyado con suavidad sobre su cabeza. Su ceño ligeramente fruncido y sus ojos dorados hablaban de una tormenta interna que él se negaba a mostrar del todo. —Lun... —susurró con voz ronca, casi ahogada por la presión de los sentimientos que lo envolvían—. ¿Por qué no me dijiste que estabas así? Luna apretó los ojos con fuerza, su cuerpo temblando contra el pecho de él. Las lágrimas caían silenciosas, pero su voz rompió el aire con un suspiro desesperado. —Porque no quería preocupar a... mi amado fotógrafo —respondió, con la voz entrecortada, como si esas palabras fueran su única fuerza para seguir de pie. Andrés tragó saliva, sus dedos acariciaron con cuidado los mechones dorados de ella. —¿Y yo qué soy entonces si no puedo cuidarte, Lun? ¿De qué sirve que te mire a través del lente si no puedo proteger lo que hay detrás de tu sonrisa? Ella levantó el rostro apenas, lo justo para mirarlo a los ojos. Sus mejillas seguían húmedas, pero en su mirada había una mezcla de ternura y culpa. —Eres todo... incluso cuando me rompo. Andrés cerró los ojos un segundo. La abrazó más fuerte, como si temiera que el mundo se la llevara si la soltaba. Afuera, la lluvia seguía cayendo. Dentro, el mundo se detenía. —Entonces no te rompas sola nunca más —dijo él con suavidad, apoyando su frente contra la de ella—. Que si el mundo te aplasta, Lun... yo estaré aquí para reconstruirte con cada fotografía que te devuelva la luz. Ella sonrió entre lágrimas. No dijo nada, solo se quedó allí, aferrada a su refugio, su fotógrafo, su todo. @[solar_lavender_bull_118]
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