https://discord.gg/xReEKRDD
Con su apariencia serena, se mantuvo un paso detrás de Gekkou, una sombra discreta pero atenta. Vestía un kimono de seda fina en un tono gris azulado, sobre el cual llevaba un haori del mismo color, ambos adornados sutilmente con el mon del Clan Gekkou. Su cabello turquesa claro, bien peinado, estaba recogido en una coleta baja con un lazo rojo apagado, y algunos mechones caían con gracia sobre su frente. Sus ojos brillantes de color lila claro, con pupilas blancas, observaban el entorno con calma.
Su postura era impecable, una prueba de su dominio de la etiqueta y su dedicación al servicio del palacio. La mano de Hisoka se posó casi imperceptiblemente sobre el pequeño cuchillo tanto oculto en su obi, un gesto habitual que nadie notaría.
《La comitiva Matsu se acerca》
Pensó, su voz interna tan calmada como su exterior. Podía sentir la presión familiar en sus ojos, el sutil recordatorio de su Visión de Sombra y el pacto que lo ataba. A través de los sentidos de los guardias en la puerta, ya podía "ver" los primeros estandartes del clan Matsu apareciendo en el camino. Su mente, aguda y organizada, repasaba los preparativos finales: los aposentos, el banquete, la seguridad. Todo debía ser perfecto.
Una parte de él sentía la tensión de los jóvenes herederos, los celos de Kelen, los nervios de Barerekku y la estoica presencia de Rui. Eran como sus propios hijos, y en su corazón, esperaba que esta visita transcurriera sin incidentes que pudieran afectarlos. Aunque servía a Gekkou con una lealtad impuesta por la maldición, su verdadera lealtad residía en el bienestar de esos jóvenes a quienes había cuidado con tanto cariño.
Con su apariencia serena, se mantuvo un paso detrás de Gekkou, una sombra discreta pero atenta. Vestía un kimono de seda fina en un tono gris azulado, sobre el cual llevaba un haori del mismo color, ambos adornados sutilmente con el mon del Clan Gekkou. Su cabello turquesa claro, bien peinado, estaba recogido en una coleta baja con un lazo rojo apagado, y algunos mechones caían con gracia sobre su frente. Sus ojos brillantes de color lila claro, con pupilas blancas, observaban el entorno con calma.
Su postura era impecable, una prueba de su dominio de la etiqueta y su dedicación al servicio del palacio. La mano de Hisoka se posó casi imperceptiblemente sobre el pequeño cuchillo tanto oculto en su obi, un gesto habitual que nadie notaría.
《La comitiva Matsu se acerca》
Pensó, su voz interna tan calmada como su exterior. Podía sentir la presión familiar en sus ojos, el sutil recordatorio de su Visión de Sombra y el pacto que lo ataba. A través de los sentidos de los guardias en la puerta, ya podía "ver" los primeros estandartes del clan Matsu apareciendo en el camino. Su mente, aguda y organizada, repasaba los preparativos finales: los aposentos, el banquete, la seguridad. Todo debía ser perfecto.
Una parte de él sentía la tensión de los jóvenes herederos, los celos de Kelen, los nervios de Barerekku y la estoica presencia de Rui. Eran como sus propios hijos, y en su corazón, esperaba que esta visita transcurriera sin incidentes que pudieran afectarlos. Aunque servía a Gekkou con una lealtad impuesta por la maldición, su verdadera lealtad residía en el bienestar de esos jóvenes a quienes había cuidado con tanto cariño.
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Con su apariencia serena, se mantuvo un paso detrás de Gekkou, una sombra discreta pero atenta. Vestía un kimono de seda fina en un tono gris azulado, sobre el cual llevaba un haori del mismo color, ambos adornados sutilmente con el mon del Clan Gekkou. Su cabello turquesa claro, bien peinado, estaba recogido en una coleta baja con un lazo rojo apagado, y algunos mechones caían con gracia sobre su frente. Sus ojos brillantes de color lila claro, con pupilas blancas, observaban el entorno con calma.
Su postura era impecable, una prueba de su dominio de la etiqueta y su dedicación al servicio del palacio. La mano de Hisoka se posó casi imperceptiblemente sobre el pequeño cuchillo tanto oculto en su obi, un gesto habitual que nadie notaría.
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Una parte de él sentía la tensión de los jóvenes herederos, los celos de Kelen, los nervios de Barerekku y la estoica presencia de Rui. Eran como sus propios hijos, y en su corazón, esperaba que esta visita transcurriera sin incidentes que pudieran afectarlos. Aunque servía a Gekkou con una lealtad impuesta por la maldición, su verdadera lealtad residía en el bienestar de esos jóvenes a quienes había cuidado con tanto cariño.
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