Sotto il Sole di Marbella
El joven veinteañero, primogénito de una de las familias más temidas de la Cosa Nostra, arribó desde las brumosas tierras venecianas hasta la soleada Marbella, con un solo objetivo en mente: forjar su propio imperio. De cabellera rubia como el trigo maduro y ojos tan profundos y azules como el mar , traía consigo una ambición desmedida y pocos escrúpulos. No le importaba cruzar la línea de la legalidad si eso lo acercaba al poder.
No tardó en adquirir un pequeño local: una gasolinera en una zona discreta de la ciudad, la cual decoró con esmero en honor a su tierra natal. Los colores patrios —blanco, rojo y verde— ondeaban con orgullo, como un guiño silencioso a sus raíces. Pero aún faltaba una pieza en su tablero: un empleado leal, alguien que supiera mantener la boca cerrada. Una sombra útil.
Una tarde cálida, mientras el sol se deshacía en tonos dorados sobre el Mediterráneo, se sentó en una vieja silla detrás del mostrador, encendió su portátil y, con un cigarrillo entre los labios, comenzó a redactar el aviso. Lo publicó tanto en un periódico local como en varios foros y portales de internet frecuentados por gente “fuera del sistema”. El mensaje era simple, casi inocente a primera vista:
> "Se busca empleado para gasolinera. Trabajo tranquilo, bien remunerado. Se requiere absoluta discreción. Abstenerse curiosos."
Tras hacer clic en "publicar", esbozó una ligera sonrisa. Sabía que no cualquiera respondería, pero el indicado entendería perfectamente lo que ese anuncio insinuaba.
No tardó en adquirir un pequeño local: una gasolinera en una zona discreta de la ciudad, la cual decoró con esmero en honor a su tierra natal. Los colores patrios —blanco, rojo y verde— ondeaban con orgullo, como un guiño silencioso a sus raíces. Pero aún faltaba una pieza en su tablero: un empleado leal, alguien que supiera mantener la boca cerrada. Una sombra útil.
Una tarde cálida, mientras el sol se deshacía en tonos dorados sobre el Mediterráneo, se sentó en una vieja silla detrás del mostrador, encendió su portátil y, con un cigarrillo entre los labios, comenzó a redactar el aviso. Lo publicó tanto en un periódico local como en varios foros y portales de internet frecuentados por gente “fuera del sistema”. El mensaje era simple, casi inocente a primera vista:
> "Se busca empleado para gasolinera. Trabajo tranquilo, bien remunerado. Se requiere absoluta discreción. Abstenerse curiosos."
Tras hacer clic en "publicar", esbozó una ligera sonrisa. Sabía que no cualquiera respondería, pero el indicado entendería perfectamente lo que ese anuncio insinuaba.
El joven veinteañero, primogénito de una de las familias más temidas de la Cosa Nostra, arribó desde las brumosas tierras venecianas hasta la soleada Marbella, con un solo objetivo en mente: forjar su propio imperio. De cabellera rubia como el trigo maduro y ojos tan profundos y azules como el mar , traía consigo una ambición desmedida y pocos escrúpulos. No le importaba cruzar la línea de la legalidad si eso lo acercaba al poder.
No tardó en adquirir un pequeño local: una gasolinera en una zona discreta de la ciudad, la cual decoró con esmero en honor a su tierra natal. Los colores patrios —blanco, rojo y verde— ondeaban con orgullo, como un guiño silencioso a sus raíces. Pero aún faltaba una pieza en su tablero: un empleado leal, alguien que supiera mantener la boca cerrada. Una sombra útil.
Una tarde cálida, mientras el sol se deshacía en tonos dorados sobre el Mediterráneo, se sentó en una vieja silla detrás del mostrador, encendió su portátil y, con un cigarrillo entre los labios, comenzó a redactar el aviso. Lo publicó tanto en un periódico local como en varios foros y portales de internet frecuentados por gente “fuera del sistema”. El mensaje era simple, casi inocente a primera vista:
> "Se busca empleado para gasolinera. Trabajo tranquilo, bien remunerado. Se requiere absoluta discreción. Abstenerse curiosos."
Tras hacer clic en "publicar", esbozó una ligera sonrisa. Sabía que no cualquiera respondería, pero el indicado entendería perfectamente lo que ese anuncio insinuaba.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible
0
turnos
0
maullidos