Las flores que llevo no son ornamento, son epitafios de ciudades que ya no existen. Cada pétalo es una voz, cada color un suspiro detenido en el tiempo.

Camina conmigo, y verás que hasta las ruinas pueden volver a florecer.
Las flores que llevo no son ornamento, son epitafios de ciudades que ya no existen. Cada pétalo es una voz, cada color un suspiro detenido en el tiempo. Camina conmigo, y verás que hasta las ruinas pueden volver a florecer.
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