-Ya era demasiado tarde. Se miraba en el espejo tratando de terminar con los detalles de su maquillaje. La peinadora no llegó y ni siquiera se había cambiado aún.
Envió un mensaje de texto a su empleadora. "tuve algunos contratiempos, por favor, no me saques del recorrido, prometo llegar en 15 minutos..."
Era imposible, estaba a casi media hora de distancia del salón de eventos donde se llevaría a cabo su primer desfile importante.
Era una marca de alto renombre, una oportunidad entre mil que quizás jamás podría tener de nuevo.
Se puso la gabardina por encima del conjunto de lencería. Era lo suficientemente larga paracubrir el liguero y dejar en evidencia que prácticamente iba en ropa interior a un evento de talla mundial.
Apenas salió a la calle, el viento frío de la tarde le golpeó a la cara y alzó la diestra en busca de un taxi que la levantara rápido. Afortunadamente en la gabardina tenía dinero, hasta donde recordaba, por lo que en cuanto subió al auto y dio las indicaciones, buscó en el bolsillo de la gabardina para sacar el billete de 20 dlls con el que pagaría.
—Mier... —sus dedos no lograban encontrar nada más que seda en el interior del bolsillo. Buscó con prisa en las demás bolsitas, pero no encontró más que el ticket de la cafetería que había visitado esa mañana.
Había tirado el billete sin querer.
Cerró los ojos y resignada, dejó que el taxista continuara su camino, esperando que al llegar al lugar, pudiera arreglárselas para pagar el viaje que podría cambiar el rumbo de su vida para siempre.-
Envió un mensaje de texto a su empleadora. "tuve algunos contratiempos, por favor, no me saques del recorrido, prometo llegar en 15 minutos..."
Era imposible, estaba a casi media hora de distancia del salón de eventos donde se llevaría a cabo su primer desfile importante.
Era una marca de alto renombre, una oportunidad entre mil que quizás jamás podría tener de nuevo.
Se puso la gabardina por encima del conjunto de lencería. Era lo suficientemente larga paracubrir el liguero y dejar en evidencia que prácticamente iba en ropa interior a un evento de talla mundial.
Apenas salió a la calle, el viento frío de la tarde le golpeó a la cara y alzó la diestra en busca de un taxi que la levantara rápido. Afortunadamente en la gabardina tenía dinero, hasta donde recordaba, por lo que en cuanto subió al auto y dio las indicaciones, buscó en el bolsillo de la gabardina para sacar el billete de 20 dlls con el que pagaría.
—Mier... —sus dedos no lograban encontrar nada más que seda en el interior del bolsillo. Buscó con prisa en las demás bolsitas, pero no encontró más que el ticket de la cafetería que había visitado esa mañana.
Había tirado el billete sin querer.
Cerró los ojos y resignada, dejó que el taxista continuara su camino, esperando que al llegar al lugar, pudiera arreglárselas para pagar el viaje que podría cambiar el rumbo de su vida para siempre.-
-Ya era demasiado tarde. Se miraba en el espejo tratando de terminar con los detalles de su maquillaje. La peinadora no llegó y ni siquiera se había cambiado aún.
Envió un mensaje de texto a su empleadora. "tuve algunos contratiempos, por favor, no me saques del recorrido, prometo llegar en 15 minutos..."
Era imposible, estaba a casi media hora de distancia del salón de eventos donde se llevaría a cabo su primer desfile importante.
Era una marca de alto renombre, una oportunidad entre mil que quizás jamás podría tener de nuevo.
Se puso la gabardina por encima del conjunto de lencería. Era lo suficientemente larga paracubrir el liguero y dejar en evidencia que prácticamente iba en ropa interior a un evento de talla mundial.
Apenas salió a la calle, el viento frío de la tarde le golpeó a la cara y alzó la diestra en busca de un taxi que la levantara rápido. Afortunadamente en la gabardina tenía dinero, hasta donde recordaba, por lo que en cuanto subió al auto y dio las indicaciones, buscó en el bolsillo de la gabardina para sacar el billete de 20 dlls con el que pagaría.
—Mier... —sus dedos no lograban encontrar nada más que seda en el interior del bolsillo. Buscó con prisa en las demás bolsitas, pero no encontró más que el ticket de la cafetería que había visitado esa mañana.
Había tirado el billete sin querer.
Cerró los ojos y resignada, dejó que el taxista continuara su camino, esperando que al llegar al lugar, pudiera arreglárselas para pagar el viaje que podría cambiar el rumbo de su vida para siempre.-
