—Un hombre me dijo una vez
“Me es más divertido matar personas que monstruos”
Se aferró a ese pensamiento hasta último día de su vida. Incluso, cuando yo mismo lo maté.
Sus palabras siguen resonando en mi cabeza cuando cruzo por una escena del crimen.
Los muertos hablan más que los vivos, y, puedo decir con seguridad, algunos hubieran deseado ser presas de monstruos, en lugar de victimas de humanos—
“Me es más divertido matar personas que monstruos”
Se aferró a ese pensamiento hasta último día de su vida. Incluso, cuando yo mismo lo maté.
Sus palabras siguen resonando en mi cabeza cuando cruzo por una escena del crimen.
Los muertos hablan más que los vivos, y, puedo decir con seguridad, algunos hubieran deseado ser presas de monstruos, en lugar de victimas de humanos—
—Un hombre me dijo una vez
“Me es más divertido matar personas que monstruos”
Se aferró a ese pensamiento hasta último día de su vida. Incluso, cuando yo mismo lo maté.
Sus palabras siguen resonando en mi cabeza cuando cruzo por una escena del crimen.
Los muertos hablan más que los vivos, y, puedo decir con seguridad, algunos hubieran deseado ser presas de monstruos, en lugar de victimas de humanos—



