— Llega un momento en la vida en el que entiendes que ya no puedes seguir perdiendo el tiempo. No porque alguien te lo diga, sino porque lo sientes en lo más profundo. Te das cuenta de que entregaste demasiadas horas a lo que no valía la pena, esperaste demasiado de personas que nunca supieron quedarse, y callaste demasiado esperando que algo cambiara.

El tiempo… no avisa cuando se acaba. Simplemente se va. Lo diste mientras intentabas arreglar a otros, mientras tú te rompías por dentro. Y ahora, lo poco que queda ya no puede regalarse. Porque lo que viene no es promesa, es límite. Es el final acercándose, sin pausa.

Así que no. Ya no hay espacio para lo que no suma, para lo que no sana. Ya no se puede perder más tiempo… porque el tiempo que queda ya no te pertenece.
— Llega un momento en la vida en el que entiendes que ya no puedes seguir perdiendo el tiempo. No porque alguien te lo diga, sino porque lo sientes en lo más profundo. Te das cuenta de que entregaste demasiadas horas a lo que no valía la pena, esperaste demasiado de personas que nunca supieron quedarse, y callaste demasiado esperando que algo cambiara. El tiempo… no avisa cuando se acaba. Simplemente se va. Lo diste mientras intentabas arreglar a otros, mientras tú te rompías por dentro. Y ahora, lo poco que queda ya no puede regalarse. Porque lo que viene no es promesa, es límite. Es el final acercándose, sin pausa. Así que no. Ya no hay espacio para lo que no suma, para lo que no sana. Ya no se puede perder más tiempo… porque el tiempo que queda ya no te pertenece.
Me entristece
Me gusta
5
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados