Plano de Lys’Nerath: Borde de lo Incorrupto. "Sangre de un ser trascendido"
𝑻𝑬𝑵𝑬𝑩𝑹𝑶𝑼𝑺
El cielo, teñido de un púrpura se extendía sobre una tierra quebrada por el peso de las almas que alguna vez desafiaron a la muerte. Rocas flotaban suspendidas por una fuerza imposible, mientras una grieta incandescente cruzaba el horizonte como una cicatriz abierta entre dimensiones. El silencio no era natural; era el tipo de vacío que parecía escuchar.
Miyabi se encontraba al borde de un risco de obsidiana, su figura recortada contra la bruma espectral del plano. Sus ropas oscuras se agitaban como si respondieran a algo invisible. En sus ojos danzaba una mezcla de duda y secreto. Acababa de terminar de curar la muñeca de Sung tras una batalla que él habia descrito como algo poco convencional. Llevaba poco tiempo conociéndolo, pero sin embargo, ya sentia que podia confiar en él o al menos confiarle alguna parte de sus secreto y ¿por qué no? pedir su ayuda.
Fue ella quien rompió el silencio.
—Hay un lugar...—dijo, sin apartar la vista del abismo —Más allá de lo que debería existir. Un plano donde moran los que rompieron el ciclo de la vida y la muerte. "Lys’Nerath".
A su lado, Sung Jin-Woo permanecía inmóvil, su sombra alargada deformándose bajo la influencia del plano. No habló, pero tampoco se marchó.
Eso bastaba para que Miyabi continuara.
—Allí se esconde algo que necesito —agregó—El ingrediente Cuarto: "La sangre de un Ser Trascendido". Hizo una pausa antes de continuar con su relato. No un es dios o un demonio. Es algo que eligió no morir y fue condenado por ello. Y bueno...el asunto es que no puedo enfrentarlo sola. Pero tú… he visto lo que eres capaz de hacer, no creas que no lo he notado, tú caminas entre sombras como si ellas te obedecieran.
Se volvió finalmente hacia él. Sus ojos buscaban algo en los de Sung. Una chispa, una grieta en esa imperturbable fachada que lo caracterizaba.
—Dime, ¿cuánto estarías dispuesto a arriesgar por una llama capaz de juzgar incluso a los dioses?
El cielo, teñido de un púrpura se extendía sobre una tierra quebrada por el peso de las almas que alguna vez desafiaron a la muerte. Rocas flotaban suspendidas por una fuerza imposible, mientras una grieta incandescente cruzaba el horizonte como una cicatriz abierta entre dimensiones. El silencio no era natural; era el tipo de vacío que parecía escuchar.
Miyabi se encontraba al borde de un risco de obsidiana, su figura recortada contra la bruma espectral del plano. Sus ropas oscuras se agitaban como si respondieran a algo invisible. En sus ojos danzaba una mezcla de duda y secreto. Acababa de terminar de curar la muñeca de Sung tras una batalla que él habia descrito como algo poco convencional. Llevaba poco tiempo conociéndolo, pero sin embargo, ya sentia que podia confiar en él o al menos confiarle alguna parte de sus secreto y ¿por qué no? pedir su ayuda.
Fue ella quien rompió el silencio.
—Hay un lugar...—dijo, sin apartar la vista del abismo —Más allá de lo que debería existir. Un plano donde moran los que rompieron el ciclo de la vida y la muerte. "Lys’Nerath".
A su lado, Sung Jin-Woo permanecía inmóvil, su sombra alargada deformándose bajo la influencia del plano. No habló, pero tampoco se marchó.
Eso bastaba para que Miyabi continuara.
—Allí se esconde algo que necesito —agregó—El ingrediente Cuarto: "La sangre de un Ser Trascendido". Hizo una pausa antes de continuar con su relato. No un es dios o un demonio. Es algo que eligió no morir y fue condenado por ello. Y bueno...el asunto es que no puedo enfrentarlo sola. Pero tú… he visto lo que eres capaz de hacer, no creas que no lo he notado, tú caminas entre sombras como si ellas te obedecieran.
Se volvió finalmente hacia él. Sus ojos buscaban algo en los de Sung. Una chispa, una grieta en esa imperturbable fachada que lo caracterizaba.
—Dime, ¿cuánto estarías dispuesto a arriesgar por una llama capaz de juzgar incluso a los dioses?
[Tenebrous2]
El cielo, teñido de un púrpura se extendía sobre una tierra quebrada por el peso de las almas que alguna vez desafiaron a la muerte. Rocas flotaban suspendidas por una fuerza imposible, mientras una grieta incandescente cruzaba el horizonte como una cicatriz abierta entre dimensiones. El silencio no era natural; era el tipo de vacío que parecía escuchar.
Miyabi se encontraba al borde de un risco de obsidiana, su figura recortada contra la bruma espectral del plano. Sus ropas oscuras se agitaban como si respondieran a algo invisible. En sus ojos danzaba una mezcla de duda y secreto. Acababa de terminar de curar la muñeca de Sung tras una batalla que él habia descrito como algo poco convencional. Llevaba poco tiempo conociéndolo, pero sin embargo, ya sentia que podia confiar en él o al menos confiarle alguna parte de sus secreto y ¿por qué no? pedir su ayuda.
Fue ella quien rompió el silencio.
—Hay un lugar...—dijo, sin apartar la vista del abismo —Más allá de lo que debería existir. Un plano donde moran los que rompieron el ciclo de la vida y la muerte. "Lys’Nerath".
A su lado, Sung Jin-Woo permanecía inmóvil, su sombra alargada deformándose bajo la influencia del plano. No habló, pero tampoco se marchó.
Eso bastaba para que Miyabi continuara.
—Allí se esconde algo que necesito —agregó—El ingrediente Cuarto: "La sangre de un Ser Trascendido". Hizo una pausa antes de continuar con su relato. No un es dios o un demonio. Es algo que eligió no morir y fue condenado por ello. Y bueno...el asunto es que no puedo enfrentarlo sola. Pero tú… he visto lo que eres capaz de hacer, no creas que no lo he notado, tú caminas entre sombras como si ellas te obedecieran.
Se volvió finalmente hacia él. Sus ojos buscaban algo en los de Sung. Una chispa, una grieta en esa imperturbable fachada que lo caracterizaba.
—Dime, ¿cuánto estarías dispuesto a arriesgar por una llama capaz de juzgar incluso a los dioses?
Tipo
Grupal
Líneas
20
Estado
Disponible


