Relatos de un monstruo
Fandom OC
Categoría Drama
La iglesia estaba abandonada. Cristales rotos cuelgan de los vitrales como cuchillas oxidadas, temblando con el viento como si aún quisieran cortar algo más que el silencio. El aire está cargado de incienso antiguo y un tufo leve, metálico, que se aferra al paladar como una advertencia. Ella está allí.

De rodillas, justo bajo lo que queda del altar, como si rezara a algo que ya no escucha. El abrigo de cuero negro cae como una segunda piel, pesado y oscuro, empapado por la lluvia. El cabello, lacio y mojado, gotea como tinta negra sobre el mármol agrietado. A su alrededor, un círculo de velas encendidas. Llama roja. Cera espesa. Un silencio que parece observar.

Lyra puede oír tus pasos acercándose. Es entonces cuando habla, y su voz es un hilo áspero y seco, como una hoja rasgando papel viejo.

—No he venido a alimentarme. No esta noche...- Sus dedos, manchados de algo oscuro y seco, acarician el mármol roto donde una cruz alguna vez sostuvo fe. Ahora, solo es polvo y memoria —Antes de que esta noche muera... necesito que me escuches. No como cazador, ni como juez. Sino como lo que fuiste antes de todo esto...humano- Entonces gira el rostro. Lento. Preciso.
Y cuando sus ojos por fin se encuentran, puedes sentir cómo algo dentro de ti se retuerce. Sus ojos azules grisáceos, no tienen fondo. Ni reflejo. Pero hay algo allí. Un destello mínimo. ¿Culpa?... o hambre contenida por una hebra delgada de voluntad.

—Quiero que sepas quién era… antes de esto. Antes del monstruo. Y cuando termine… decidirás- Sus colmillos apenas se asoman, como una amenaza muda. Sangra. Una gota oscura, espesa, cae al suelo entre la distancia que los separa a ambos.
La iglesia estaba abandonada. Cristales rotos cuelgan de los vitrales como cuchillas oxidadas, temblando con el viento como si aún quisieran cortar algo más que el silencio. El aire está cargado de incienso antiguo y un tufo leve, metálico, que se aferra al paladar como una advertencia. Ella está allí. De rodillas, justo bajo lo que queda del altar, como si rezara a algo que ya no escucha. El abrigo de cuero negro cae como una segunda piel, pesado y oscuro, empapado por la lluvia. El cabello, lacio y mojado, gotea como tinta negra sobre el mármol agrietado. A su alrededor, un círculo de velas encendidas. Llama roja. Cera espesa. Un silencio que parece observar. Lyra puede oír tus pasos acercándose. Es entonces cuando habla, y su voz es un hilo áspero y seco, como una hoja rasgando papel viejo. —No he venido a alimentarme. No esta noche...- Sus dedos, manchados de algo oscuro y seco, acarician el mármol roto donde una cruz alguna vez sostuvo fe. Ahora, solo es polvo y memoria —Antes de que esta noche muera... necesito que me escuches. No como cazador, ni como juez. Sino como lo que fuiste antes de todo esto...humano- Entonces gira el rostro. Lento. Preciso. Y cuando sus ojos por fin se encuentran, puedes sentir cómo algo dentro de ti se retuerce. Sus ojos azules grisáceos, no tienen fondo. Ni reflejo. Pero hay algo allí. Un destello mínimo. ¿Culpa?... o hambre contenida por una hebra delgada de voluntad. —Quiero que sepas quién era… antes de esto. Antes del monstruo. Y cuando termine… decidirás- Sus colmillos apenas se asoman, como una amenaza muda. Sangra. Una gota oscura, espesa, cae al suelo entre la distancia que los separa a ambos.
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