La llama del Juicio
Tascio A Echeverri
La noche caía como sudario sobre el valle de Kazan, el viento trayendo consigo el susurro de cenizas antiguas. Su silueta se reflejaba en medio de la noche, la túnica desgastada ondeando suavemente y a su costado una katana oxidada, más reliquia que arma. Sus ojos observaban el camino con una mezcla de precaución y recuerdo aunque este último le era totalmente esquivo.
Miyabi había seguido rumores, leyendas apenas susurradas entre comerciantes de paso y ancianas que hablaban demasiado "cuando el sake les soltaba la lengua". Todos mencionaban lo mismo: un nombre. Tascio Echeverri. Hechicero, custodio de secretos que no deberían existir. Se decía que vivía en los límites de algún bosque negro, donde las hojas no se caían aunque el invierno las abrazada, donde el aire solo olía a madera húmeda. y a magia vieja. La pista no era sólida, pero era lo único que tenía. Y era mejor que nada de lo que habia tenido en años.
Se detuvo en el umbral de una construcción casi devorada por la hiedra. Una cabaña o lo que parecia quedar de ella, runas apagadas talladas en piedra alrededor de la entrada.
Alzó una mano sin temor y tocó la empuñadura de su katana, como si buscara reconectarse con el pasado que no recordaba. Fragmentos rotos de una vida anterior parpadeaban a veces en sus sueños: fuego, un grito, plumas negras cayendo del cielo y una llama, ardiente y colérica, que consumía todo.
La Llama del Juicio.
—Tascio Echeverri… —murmuró, apenas audible, mientras el crujido de las hojas que se colaba bajo sus pies anunciaba su llegada."Si sabes algo, si puedes ayudarme a encontrarla, necesito recordar. Necesito justicia..." pensó mientras llamaba a la puerta con los nudillos. Una vez, luego dos.
El silencio fue espeso. Luego, dentro, algo se movió...
La noche caía como sudario sobre el valle de Kazan, el viento trayendo consigo el susurro de cenizas antiguas. Su silueta se reflejaba en medio de la noche, la túnica desgastada ondeando suavemente y a su costado una katana oxidada, más reliquia que arma. Sus ojos observaban el camino con una mezcla de precaución y recuerdo aunque este último le era totalmente esquivo.
Miyabi había seguido rumores, leyendas apenas susurradas entre comerciantes de paso y ancianas que hablaban demasiado "cuando el sake les soltaba la lengua". Todos mencionaban lo mismo: un nombre. Tascio Echeverri. Hechicero, custodio de secretos que no deberían existir. Se decía que vivía en los límites de algún bosque negro, donde las hojas no se caían aunque el invierno las abrazada, donde el aire solo olía a madera húmeda. y a magia vieja. La pista no era sólida, pero era lo único que tenía. Y era mejor que nada de lo que habia tenido en años.
Se detuvo en el umbral de una construcción casi devorada por la hiedra. Una cabaña o lo que parecia quedar de ella, runas apagadas talladas en piedra alrededor de la entrada.
Alzó una mano sin temor y tocó la empuñadura de su katana, como si buscara reconectarse con el pasado que no recordaba. Fragmentos rotos de una vida anterior parpadeaban a veces en sus sueños: fuego, un grito, plumas negras cayendo del cielo y una llama, ardiente y colérica, que consumía todo.
La Llama del Juicio.
—Tascio Echeverri… —murmuró, apenas audible, mientras el crujido de las hojas que se colaba bajo sus pies anunciaba su llegada."Si sabes algo, si puedes ayudarme a encontrarla, necesito recordar. Necesito justicia..." pensó mientras llamaba a la puerta con los nudillos. Una vez, luego dos.
El silencio fue espeso. Luego, dentro, algo se movió...
[demon_of_spirits]
La noche caía como sudario sobre el valle de Kazan, el viento trayendo consigo el susurro de cenizas antiguas. Su silueta se reflejaba en medio de la noche, la túnica desgastada ondeando suavemente y a su costado una katana oxidada, más reliquia que arma. Sus ojos observaban el camino con una mezcla de precaución y recuerdo aunque este último le era totalmente esquivo.
Miyabi había seguido rumores, leyendas apenas susurradas entre comerciantes de paso y ancianas que hablaban demasiado "cuando el sake les soltaba la lengua". Todos mencionaban lo mismo: un nombre. Tascio Echeverri. Hechicero, custodio de secretos que no deberían existir. Se decía que vivía en los límites de algún bosque negro, donde las hojas no se caían aunque el invierno las abrazada, donde el aire solo olía a madera húmeda. y a magia vieja. La pista no era sólida, pero era lo único que tenía. Y era mejor que nada de lo que habia tenido en años.
Se detuvo en el umbral de una construcción casi devorada por la hiedra. Una cabaña o lo que parecia quedar de ella, runas apagadas talladas en piedra alrededor de la entrada.
Alzó una mano sin temor y tocó la empuñadura de su katana, como si buscara reconectarse con el pasado que no recordaba. Fragmentos rotos de una vida anterior parpadeaban a veces en sus sueños: fuego, un grito, plumas negras cayendo del cielo y una llama, ardiente y colérica, que consumía todo.
La Llama del Juicio.
—Tascio Echeverri… —murmuró, apenas audible, mientras el crujido de las hojas que se colaba bajo sus pies anunciaba su llegada."Si sabes algo, si puedes ayudarme a encontrarla, necesito recordar. Necesito justicia..." pensó mientras llamaba a la puerta con los nudillos. Una vez, luego dos.
El silencio fue espeso. Luego, dentro, algo se movió...
Tipo
Grupal
Líneas
20
Estado
Disponible

