“¿Cómo se sacia lo insaciable? ¿Cómo se llenan los vacíos de un alma herida? ¿Cómo se trueca el dolor por dicha, sin quebrar lo que aún queda en pie?”

»Aun con el sendero cubierto de niebla, se esforzaba por comprender cada alma que cruzaba su paso. Muy pocas hallaban consuelo; de muchas otras, tristemente, fue desvaneciéndose el recuerdo: la luz de una mirada, la forma única de un rostro, como acuarelas borradas por el tiempo. Algunos recuerdos ardían más que otros. Guardó la pintura en un cofre de madera, tallado a mano, como quien encierra un fragmento de eternidad.«

—Hay dolores que no se curan… Una lección más aprendida.
“¿Cómo se sacia lo insaciable? ¿Cómo se llenan los vacíos de un alma herida? ¿Cómo se trueca el dolor por dicha, sin quebrar lo que aún queda en pie?” »Aun con el sendero cubierto de niebla, se esforzaba por comprender cada alma que cruzaba su paso. Muy pocas hallaban consuelo; de muchas otras, tristemente, fue desvaneciéndose el recuerdo: la luz de una mirada, la forma única de un rostro, como acuarelas borradas por el tiempo. Algunos recuerdos ardían más que otros. Guardó la pintura en un cofre de madera, tallado a mano, como quien encierra un fragmento de eternidad.« —Hay dolores que no se curan… Una lección más aprendida.
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