Alguna vez me preguntaste cuál era mi dolor favorito. Te dije que tal vez era el eco de tus dientes en mi nuca o el mapa de tus dedos trazado sobre este cuerpo que se derritía en suspiros cuando lo recorrías con la torpeza hermosa de tus manos.
P̶e̶r̶o̶ ̶a̶h̶o̶r̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶y̶a̶ ̶n̶o̶ ̶e̶s̶t̶a̶s̶ ̶m̶i̶ ̶d̶o̶l̶o̶r̶ ̶f̶a̶v̶o̶r̶i̶t̶o̶ ̶e̶r̶e̶s̶ ̶t̶u̶
P̶e̶r̶o̶ ̶a̶h̶o̶r̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶y̶a̶ ̶n̶o̶ ̶e̶s̶t̶a̶s̶ ̶m̶i̶ ̶d̶o̶l̶o̶r̶ ̶f̶a̶v̶o̶r̶i̶t̶o̶ ̶e̶r̶e̶s̶ ̶t̶u̶
Alguna vez me preguntaste cuál era mi dolor favorito. Te dije que tal vez era el eco de tus dientes en mi nuca o el mapa de tus dedos trazado sobre este cuerpo que se derritía en suspiros cuando lo recorrías con la torpeza hermosa de tus manos.
P̶e̶r̶o̶ ̶a̶h̶o̶r̶a̶ ̶q̶u̶e̶ ̶y̶a̶ ̶n̶o̶ ̶e̶s̶t̶a̶s̶ ̶m̶i̶ ̶d̶o̶l̶o̶r̶ ̶f̶a̶v̶o̶r̶i̶t̶o̶ ̶e̶r̶e̶s̶ ̶t̶u̶


