Ironía.

Su padre le observaba en una constante ironía cuando vestía de su habitual traje de médico. Asher ya conocía esas miradas puesto que siempre se las otorgaba, sin embargo, en lugar de enojarse simplemente reía con él.

Sabía cuán irónico era que un vampiro estudiara medicina y trabajara como médico. Sabía que él tenía preocupación por si alguna vez Asher no podría controlar su sed durante alguna operación o intervención. Pero Asher se había vuelto un experto en no regarla en momentos importantes, bueno al menos en esa parte de su vida.

Cuando miraba y tocaba la sangre de los pacientes, no estaba sediento, al contrario, sentía que estaba completamente lleno y no podría beber más aunque no hubiera tomado ni una sola gota en días, aunque no era todo el tiempo, a veces necesitaba sucumbir a los deseos sanguinarios de su oscuro ser por causa inevitable, tomaba unas pastillas personalizadas que eran en base a una sangre especial, la menos común de todas.

Había elegido esa carrera por ser simplemente hermosa en el ámbito de salvar vidas. Le encantaba ayudar a otros así no recibiera el mismo trato, no le importaba, su satisfacción se basaba en realizar un buen trabajo y complacer de alguna manera, el bienestar adverso y desconocido.
Ironía. Su padre le observaba en una constante ironía cuando vestía de su habitual traje de médico. Asher ya conocía esas miradas puesto que siempre se las otorgaba, sin embargo, en lugar de enojarse simplemente reía con él. Sabía cuán irónico era que un vampiro estudiara medicina y trabajara como médico. Sabía que él tenía preocupación por si alguna vez Asher no podría controlar su sed durante alguna operación o intervención. Pero Asher se había vuelto un experto en no regarla en momentos importantes, bueno al menos en esa parte de su vida. Cuando miraba y tocaba la sangre de los pacientes, no estaba sediento, al contrario, sentía que estaba completamente lleno y no podría beber más aunque no hubiera tomado ni una sola gota en días, aunque no era todo el tiempo, a veces necesitaba sucumbir a los deseos sanguinarios de su oscuro ser por causa inevitable, tomaba unas pastillas personalizadas que eran en base a una sangre especial, la menos común de todas. Había elegido esa carrera por ser simplemente hermosa en el ámbito de salvar vidas. Le encantaba ayudar a otros así no recibiera el mismo trato, no le importaba, su satisfacción se basaba en realizar un buen trabajo y complacer de alguna manera, el bienestar adverso y desconocido.
Me entristece
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