Daemyra era una mujer que gozaba de los lujos. Incluso desde pequeña, ella se vestía con las mejores telas, los mejores zapatos y las joyas con las piedras más preciosas.
Sin embargo, cuando Daemon mandó a asesinar a su pequeño sobrino, Jaehaerys, ella dejó de cuidarse.
Sus ropas comenzaron a ser básicas, arruinadas, e incluso podrían considerarse de "mente enferma", ya que era ella quien se decidía por romperlas.
Ella estaba enloqueciendo.
Fue Alicent, su madre, quien la había hecho entrar en razón. Ella no debía mostrar debilidad ante nadie, ella no debía verse rota. En esos tiempos, más que nunca, Daemyra debía verse firme, como una amenaza.
Pero también le aclaró, que no había amenaza más peligrosa que una mujer en duelo.
Sin embargo, cuando Daemon mandó a asesinar a su pequeño sobrino, Jaehaerys, ella dejó de cuidarse.
Sus ropas comenzaron a ser básicas, arruinadas, e incluso podrían considerarse de "mente enferma", ya que era ella quien se decidía por romperlas.
Ella estaba enloqueciendo.
Fue Alicent, su madre, quien la había hecho entrar en razón. Ella no debía mostrar debilidad ante nadie, ella no debía verse rota. En esos tiempos, más que nunca, Daemyra debía verse firme, como una amenaza.
Pero también le aclaró, que no había amenaza más peligrosa que una mujer en duelo.
Daemyra era una mujer que gozaba de los lujos. Incluso desde pequeña, ella se vestía con las mejores telas, los mejores zapatos y las joyas con las piedras más preciosas.
Sin embargo, cuando Daemon mandó a asesinar a su pequeño sobrino, Jaehaerys, ella dejó de cuidarse.
Sus ropas comenzaron a ser básicas, arruinadas, e incluso podrían considerarse de "mente enferma", ya que era ella quien se decidía por romperlas.
Ella estaba enloqueciendo.
Fue Alicent, su madre, quien la había hecho entrar en razón. Ella no debía mostrar debilidad ante nadie, ella no debía verse rota. En esos tiempos, más que nunca, Daemyra debía verse firme, como una amenaza.
Pero también le aclaró, que no había amenaza más peligrosa que una mujer en duelo.


