He venido en silencio, sin ruido ni prisa,
con la bruma en los hombros y el tiempo en la risa.
Fui guardián de los sueños, cantor del reposo, el que roza los párpados con un soplo hermoso.
Pero el mundo ya no me espera dormido, me ha cambiado el insomnio, el pulso encendido.
Las noches ya no son nido ni cielo, son jaulas de luz, sin tregua ni duelo.
No hay ira en mi adiós, ni rencor ni condena, sólo un eco suave que al viento resuena.
Parto con gracia, como el sueño al alba, como el beso último que todo lo salva.
Si aún me recuerdas, ciérrate al ruido, apaga las luces, busca tu nido.
Y si el corazón se rinde al sosiego, quizás, en la sombra, yo vuelva y te entrego un sueño antiguo, cálido, fiel, como el primer suspiro al caer la miel.
Morfeo no muere, sólo se esconde, allí donde el alma callada responde...
con la bruma en los hombros y el tiempo en la risa.
Fui guardián de los sueños, cantor del reposo, el que roza los párpados con un soplo hermoso.
Pero el mundo ya no me espera dormido, me ha cambiado el insomnio, el pulso encendido.
Las noches ya no son nido ni cielo, son jaulas de luz, sin tregua ni duelo.
No hay ira en mi adiós, ni rencor ni condena, sólo un eco suave que al viento resuena.
Parto con gracia, como el sueño al alba, como el beso último que todo lo salva.
Si aún me recuerdas, ciérrate al ruido, apaga las luces, busca tu nido.
Y si el corazón se rinde al sosiego, quizás, en la sombra, yo vuelva y te entrego un sueño antiguo, cálido, fiel, como el primer suspiro al caer la miel.
Morfeo no muere, sólo se esconde, allí donde el alma callada responde...
He venido en silencio, sin ruido ni prisa,
con la bruma en los hombros y el tiempo en la risa.
Fui guardián de los sueños, cantor del reposo, el que roza los párpados con un soplo hermoso.
Pero el mundo ya no me espera dormido, me ha cambiado el insomnio, el pulso encendido.
Las noches ya no son nido ni cielo, son jaulas de luz, sin tregua ni duelo.
No hay ira en mi adiós, ni rencor ni condena, sólo un eco suave que al viento resuena.
Parto con gracia, como el sueño al alba, como el beso último que todo lo salva.
Si aún me recuerdas, ciérrate al ruido, apaga las luces, busca tu nido.
Y si el corazón se rinde al sosiego, quizás, en la sombra, yo vuelva y te entrego un sueño antiguo, cálido, fiel, como el primer suspiro al caer la miel.
Morfeo no muere, sólo se esconde, allí donde el alma callada responde...


