(voz baja, pausada, como un suspiro):
“Un nuevo día... aunque, a decir verdad, todos los días aquí se sienten igual. El reloj avanza, pero el tiempo... no cambia.”

[Toma su cofia con delicadeza, la acomoda sobre su cabello plateado.]

“Perfecto. Ni una arruga, ni una falla. Las apariencias son lo único que permanece intacto en esta casa... incluso cuando todo lo demás se descompone.”

[Camina hacia la puerta del pasillo principal, sus dedos rozan la pared.]

“El polvo ha regresado. Otra vez. Aunque lo limpie cien veces, siempre vuelve. Como los recuerdos…”

[Se detiene frente a una ventana, mirando hacia el jardín abandonado.]

“Las flores no han florecido desde hace… ¿cuánto ya? Bah, da igual. Aunque renacieran, ¿quién las admiraría? ¿Quién tendría el valor de cruzar ese umbral maldito?”

[Suspira con calma, no con tristeza, sino con resignación aprendida.]

“Poco importa. El té debe estar caliente antes de la primera hora. Las reglas deben cumplirse, incluso si nadie más las recuerda. Incluso si solo yo quedo para obedecerlas.”

[Su mirada se endurece apenas un instante, antes de sonreír otra vez con suavidad.]

“Sí… Un nuevo día. El mismo ritual. La misma soledad. Y sin embargo, aquí sigo. Porque mientras yo respire… esta casa no dormirá del todo."
(voz baja, pausada, como un suspiro): “Un nuevo día... aunque, a decir verdad, todos los días aquí se sienten igual. El reloj avanza, pero el tiempo... no cambia.” [Toma su cofia con delicadeza, la acomoda sobre su cabello plateado.] “Perfecto. Ni una arruga, ni una falla. Las apariencias son lo único que permanece intacto en esta casa... incluso cuando todo lo demás se descompone.” [Camina hacia la puerta del pasillo principal, sus dedos rozan la pared.] “El polvo ha regresado. Otra vez. Aunque lo limpie cien veces, siempre vuelve. Como los recuerdos…” [Se detiene frente a una ventana, mirando hacia el jardín abandonado.] “Las flores no han florecido desde hace… ¿cuánto ya? Bah, da igual. Aunque renacieran, ¿quién las admiraría? ¿Quién tendría el valor de cruzar ese umbral maldito?” [Suspira con calma, no con tristeza, sino con resignación aprendida.] “Poco importa. El té debe estar caliente antes de la primera hora. Las reglas deben cumplirse, incluso si nadie más las recuerda. Incluso si solo yo quedo para obedecerlas.” [Su mirada se endurece apenas un instante, antes de sonreír otra vez con suavidad.] “Sí… Un nuevo día. El mismo ritual. La misma soledad. Y sin embargo, aquí sigo. Porque mientras yo respire… esta casa no dormirá del todo."
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