(Se inclina apenas, la luz dibuja sus músculos mientras la sombra se arrastra por su espalda como una promesa venenosa)
—¿Te incomoda?
¿Mi piel? ¿Mi voz? ¿O la forma en la que te miro, como si ya supiera en qué momento vas a rendirte?
(sonríe, lento, sin calidez)
No me viste llegar. No me sentiste entrar. Pero ahora estoy acá... y eso te carcome.
Como un pecado que elegís repetir. Como una herida que no querés que cierre.
(acerca su rostro, su voz un susurro ronco)
—Te vi soñando con redención. Pero yo no vine a salvarte. Vine a mostrarte lo que realmente eres cuando nadie te observa.
Y lo peor de todo… Es que te va a gustar.
(pausa, la mira con hambre latente)
—No temas al deseo. Temé a lo que queda después:
el silencio,
el frío,
y ese vacío que ni yo puedo llenar.
—¿Te incomoda?
¿Mi piel? ¿Mi voz? ¿O la forma en la que te miro, como si ya supiera en qué momento vas a rendirte?
(sonríe, lento, sin calidez)
No me viste llegar. No me sentiste entrar. Pero ahora estoy acá... y eso te carcome.
Como un pecado que elegís repetir. Como una herida que no querés que cierre.
(acerca su rostro, su voz un susurro ronco)
—Te vi soñando con redención. Pero yo no vine a salvarte. Vine a mostrarte lo que realmente eres cuando nadie te observa.
Y lo peor de todo… Es que te va a gustar.
(pausa, la mira con hambre latente)
—No temas al deseo. Temé a lo que queda después:
el silencio,
el frío,
y ese vacío que ni yo puedo llenar.
(Se inclina apenas, la luz dibuja sus músculos mientras la sombra se arrastra por su espalda como una promesa venenosa)
—¿Te incomoda?
¿Mi piel? ¿Mi voz? ¿O la forma en la que te miro, como si ya supiera en qué momento vas a rendirte?
(sonríe, lento, sin calidez)
No me viste llegar. No me sentiste entrar. Pero ahora estoy acá... y eso te carcome.
Como un pecado que elegís repetir. Como una herida que no querés que cierre.
(acerca su rostro, su voz un susurro ronco)
—Te vi soñando con redención. Pero yo no vine a salvarte. Vine a mostrarte lo que realmente eres cuando nadie te observa.
Y lo peor de todo… Es que te va a gustar.
(pausa, la mira con hambre latente)
—No temas al deseo. Temé a lo que queda después:
el silencio,
el frío,
y ese vacío que ni yo puedo llenar.



