Su rostro era del todo conocido, sí, pero cuando tenía la piel limpia, el pelo arreglado, y la barba bien recortada lo era más. Cuando llevaba su martillo, su hacha, o su ropa asgardiana puesta, era del todo inconfundible. Pero Thor tenía barba larga de semanas, el pelo y la piel sucias de vagar por los bosques. Con una única certeza, tenía cierto dominio sobre la electricidad.
Sin recuerdos. Sin memoria. Sin nombre.
"La academia del profesor Xavier está cerca. Vaya a ver si allí pueden ayudarle, y, por favor, pida que le den ropa nueva."
Le habían dicho en un pueblo cercano a la escuela. Sí, eso era, tal vez fuese un mutante, tal vez le había ocurrido algo que le había dejado así. Al menos ahora tenía un objetivo. Tres días después, sin haber bebido ni comido nada por el camino, al fin llegó al terreno de la academia, agotado, sediento. Prácticamente moribundo. El dios del trueno no llamaba a sus armas porque no sabía que las tenía.
Se tambaleó por los terrenos, y fue tanta la tranquilidad que sintió al ver al fin el ladrillo rojizo del lugar, que, sin poder evitarlo, se desplomó a cien metros de la entrada principal. Y todo se nubló. Y y su consciencia se apagó.
Sin recuerdos. Sin memoria. Sin nombre.
"La academia del profesor Xavier está cerca. Vaya a ver si allí pueden ayudarle, y, por favor, pida que le den ropa nueva."
Le habían dicho en un pueblo cercano a la escuela. Sí, eso era, tal vez fuese un mutante, tal vez le había ocurrido algo que le había dejado así. Al menos ahora tenía un objetivo. Tres días después, sin haber bebido ni comido nada por el camino, al fin llegó al terreno de la academia, agotado, sediento. Prácticamente moribundo. El dios del trueno no llamaba a sus armas porque no sabía que las tenía.
Se tambaleó por los terrenos, y fue tanta la tranquilidad que sintió al ver al fin el ladrillo rojizo del lugar, que, sin poder evitarlo, se desplomó a cien metros de la entrada principal. Y todo se nubló. Y y su consciencia se apagó.
Su rostro era del todo conocido, sí, pero cuando tenía la piel limpia, el pelo arreglado, y la barba bien recortada lo era más. Cuando llevaba su martillo, su hacha, o su ropa asgardiana puesta, era del todo inconfundible. Pero Thor tenía barba larga de semanas, el pelo y la piel sucias de vagar por los bosques. Con una única certeza, tenía cierto dominio sobre la electricidad.
Sin recuerdos. Sin memoria. Sin nombre.
"La academia del profesor Xavier está cerca. Vaya a ver si allí pueden ayudarle, y, por favor, pida que le den ropa nueva."
Le habían dicho en un pueblo cercano a la escuela. Sí, eso era, tal vez fuese un mutante, tal vez le había ocurrido algo que le había dejado así. Al menos ahora tenía un objetivo. Tres días después, sin haber bebido ni comido nada por el camino, al fin llegó al terreno de la academia, agotado, sediento. Prácticamente moribundo. El dios del trueno no llamaba a sus armas porque no sabía que las tenía.
Se tambaleó por los terrenos, y fue tanta la tranquilidad que sintió al ver al fin el ladrillo rojizo del lugar, que, sin poder evitarlo, se desplomó a cien metros de la entrada principal. Y todo se nubló. Y y su consciencia se apagó.

