Tenlo en cuenta al responder.
En su reino de susurros dormidos,
guarda un amor que no ha sido vencido, una llama suave, un suspiro eterno, que florece solo en el reino interno.
Ella, vestida de bruma y deseo,
cruza las noches por su etéreo sendero.
Morfeo la espera en lagunas de cielo, tejidas con luz y silencio sincero.
No hay mortal que entienda su promesa, ni dioses que igualen su noble firmeza; pues en cada sueño que a ella le entrega, pone su alma sin miedo, sin tregua.
Le canta en lenguas que el alma comprende, la envuelve en estrellas que el tiempo no muerde, y mientras reposa en su mundo encantado, la cuida de sombras, de todo pasado.
Que nadie despierte el amor que custodia, ni rompa el hechizo que el sueño prodiga, pues Morfeo no duerme, aunque sueña en vigilia, amando en secreto, con fiel poesía.
Así cada noche, sin nombre ni dueño, él la protege en lo profundo del sueño...
guarda un amor que no ha sido vencido, una llama suave, un suspiro eterno, que florece solo en el reino interno.
Ella, vestida de bruma y deseo,
cruza las noches por su etéreo sendero.
Morfeo la espera en lagunas de cielo, tejidas con luz y silencio sincero.
No hay mortal que entienda su promesa, ni dioses que igualen su noble firmeza; pues en cada sueño que a ella le entrega, pone su alma sin miedo, sin tregua.
Le canta en lenguas que el alma comprende, la envuelve en estrellas que el tiempo no muerde, y mientras reposa en su mundo encantado, la cuida de sombras, de todo pasado.
Que nadie despierte el amor que custodia, ni rompa el hechizo que el sueño prodiga, pues Morfeo no duerme, aunque sueña en vigilia, amando en secreto, con fiel poesía.
Así cada noche, sin nombre ni dueño, él la protege en lo profundo del sueño...
En su reino de susurros dormidos,
guarda un amor que no ha sido vencido, una llama suave, un suspiro eterno, que florece solo en el reino interno.
Ella, vestida de bruma y deseo,
cruza las noches por su etéreo sendero.
Morfeo la espera en lagunas de cielo, tejidas con luz y silencio sincero.
No hay mortal que entienda su promesa, ni dioses que igualen su noble firmeza; pues en cada sueño que a ella le entrega, pone su alma sin miedo, sin tregua.
Le canta en lenguas que el alma comprende, la envuelve en estrellas que el tiempo no muerde, y mientras reposa en su mundo encantado, la cuida de sombras, de todo pasado.
Que nadie despierte el amor que custodia, ni rompa el hechizo que el sueño prodiga, pues Morfeo no duerme, aunque sueña en vigilia, amando en secreto, con fiel poesía.
Así cada noche, sin nombre ni dueño, él la protege en lo profundo del sueño...


