Frente a ella, un conjunto de lencería que había pedido específicamente: brasier de encaje negro transparente, y una braguita a juego, también transparente.
A Mía le gustaban los detalles… y Leah recordaba cada uno.
Junto a la lencería, colocó una nota escrita a mano en una caligrafía sorprendentemente elegante:
“Para que siempre me recuerdes cuando lo lleves, espero me dejes vértelo pronto
—L.”
Leah cerró la caja con cuidado, la envolvió con una cinta de raso oscuro y besó el borde antes de apartarla. No era el tipo de mujer que hacía regalos. Pero Mía no era el tipo de mujer que se olvidaba.
Con eso lo envió a su casa y siguió con el trabajo.
A Mía le gustaban los detalles… y Leah recordaba cada uno.
Junto a la lencería, colocó una nota escrita a mano en una caligrafía sorprendentemente elegante:
“Para que siempre me recuerdes cuando lo lleves, espero me dejes vértelo pronto
—L.”
Leah cerró la caja con cuidado, la envolvió con una cinta de raso oscuro y besó el borde antes de apartarla. No era el tipo de mujer que hacía regalos. Pero Mía no era el tipo de mujer que se olvidaba.
Con eso lo envió a su casa y siguió con el trabajo.
Frente a ella, un conjunto de lencería que había pedido específicamente: brasier de encaje negro transparente, y una braguita a juego, también transparente.
A Mía le gustaban los detalles… y Leah recordaba cada uno.
Junto a la lencería, colocó una nota escrita a mano en una caligrafía sorprendentemente elegante:
“Para que siempre me recuerdes cuando lo lleves, espero me dejes vértelo pronto
—L.”
Leah cerró la caja con cuidado, la envolvió con una cinta de raso oscuro y besó el borde antes de apartarla. No era el tipo de mujer que hacía regalos. Pero Mía no era el tipo de mujer que se olvidaba.
Con eso lo envió a su casa y siguió con el trabajo.
