"Delicadas bestias"
Hay mujeres que huelen a lavanda
y esconden pólvora entre los pétalos.
Que susurran con voz de doncella,
pero piensan como generales.
Llevan vestidos suaves como caricias,
pero sus costuras están hechas de secretos.
Te miran con ojos de lago en calma
y bajo la superficie habitan monstruos pacientes.
Son las que ríen bajo la lluvia
mientras calculan la caída de imperios.
Las que acarician con una mano
y con la otra afilan cuchillos invisibles.
Se disfrazan de cordero,
pero sus pasos no crujen con miedo,
crujen con intención.
No buscan aprobación.
Buscan acceso.
Y cuando lo consiguen,
ya es tarde para huir.
No gritan, no lloran,
no ruegan.
Actúan.
El mundo las llama traicioneras.
Yo prefiero el término precisas.
Porque no es traición cuando fue advertencia,
cuando los ojos hablaron
y tú elegiste no escuchar.
Estas mujeres no son errores.
Son advertencias con perfume.
Caminan entre nosotras,
silenciosas, bellas, letales.
Y cuando muerden,
no es por hambre.
Es porque pudieron.
Hay mujeres que huelen a lavanda
y esconden pólvora entre los pétalos.
Que susurran con voz de doncella,
pero piensan como generales.
Llevan vestidos suaves como caricias,
pero sus costuras están hechas de secretos.
Te miran con ojos de lago en calma
y bajo la superficie habitan monstruos pacientes.
Son las que ríen bajo la lluvia
mientras calculan la caída de imperios.
Las que acarician con una mano
y con la otra afilan cuchillos invisibles.
Se disfrazan de cordero,
pero sus pasos no crujen con miedo,
crujen con intención.
No buscan aprobación.
Buscan acceso.
Y cuando lo consiguen,
ya es tarde para huir.
No gritan, no lloran,
no ruegan.
Actúan.
El mundo las llama traicioneras.
Yo prefiero el término precisas.
Porque no es traición cuando fue advertencia,
cuando los ojos hablaron
y tú elegiste no escuchar.
Estas mujeres no son errores.
Son advertencias con perfume.
Caminan entre nosotras,
silenciosas, bellas, letales.
Y cuando muerden,
no es por hambre.
Es porque pudieron.
"Delicadas bestias"
Hay mujeres que huelen a lavanda
y esconden pólvora entre los pétalos.
Que susurran con voz de doncella,
pero piensan como generales.
Llevan vestidos suaves como caricias,
pero sus costuras están hechas de secretos.
Te miran con ojos de lago en calma
y bajo la superficie habitan monstruos pacientes.
Son las que ríen bajo la lluvia
mientras calculan la caída de imperios.
Las que acarician con una mano
y con la otra afilan cuchillos invisibles.
Se disfrazan de cordero,
pero sus pasos no crujen con miedo,
crujen con intención.
No buscan aprobación.
Buscan acceso.
Y cuando lo consiguen,
ya es tarde para huir.
No gritan, no lloran,
no ruegan.
Actúan.
El mundo las llama traicioneras.
Yo prefiero el término precisas.
Porque no es traición cuando fue advertencia,
cuando los ojos hablaron
y tú elegiste no escuchar.
Estas mujeres no son errores.
Son advertencias con perfume.
Caminan entre nosotras,
silenciosas, bellas, letales.
Y cuando muerden,
no es por hambre.
Es porque pudieron.

