A veces veo mi reflejo en el cristal tenue del agua. Observó mi propia mirada, dándome cuenta de que algo ha cambiado en ella. Esta esconde todo aquello que nunca dije, y que nunca diré. Tal vez fué el paso del tiempo, las vidas que me fueron arrebatadas o las vidas que yo mismo segué; siendo juez y verdugo, sin saber si lo merezco ser.
No me reconozco, no soy tan siquiera una sombra de lo que fuí y, sin embargo, lo que veo no me disgusta, pero si aterra. La quietud que muestro tan solo es el velo que enmascara la verdad que se arremolina tras el azul tintineante de mi mirada.
Un fuego antiguo bajo mi piel ruje por aquello que he perdido, lo que he protegido y lo que temo perder.
¿A caso eso me volvió más débil? ¿Quién seríamos tú y yo entonces?.
-No...-
Me he vuelto más sombra que luz, más memoria que esperanza. Y aún así camino... Camino no solo por mi, también por quién amo. Por qué si no lo hiciera, la próxima vez que viese mi reflejo, no sería capaz de sostener mi propia mirada.
No me reconozco, no soy tan siquiera una sombra de lo que fuí y, sin embargo, lo que veo no me disgusta, pero si aterra. La quietud que muestro tan solo es el velo que enmascara la verdad que se arremolina tras el azul tintineante de mi mirada.
Un fuego antiguo bajo mi piel ruje por aquello que he perdido, lo que he protegido y lo que temo perder.
¿A caso eso me volvió más débil? ¿Quién seríamos tú y yo entonces?.
-No...-
Me he vuelto más sombra que luz, más memoria que esperanza. Y aún así camino... Camino no solo por mi, también por quién amo. Por qué si no lo hiciera, la próxima vez que viese mi reflejo, no sería capaz de sostener mi propia mirada.
A veces veo mi reflejo en el cristal tenue del agua. Observó mi propia mirada, dándome cuenta de que algo ha cambiado en ella. Esta esconde todo aquello que nunca dije, y que nunca diré. Tal vez fué el paso del tiempo, las vidas que me fueron arrebatadas o las vidas que yo mismo segué; siendo juez y verdugo, sin saber si lo merezco ser.
No me reconozco, no soy tan siquiera una sombra de lo que fuí y, sin embargo, lo que veo no me disgusta, pero si aterra. La quietud que muestro tan solo es el velo que enmascara la verdad que se arremolina tras el azul tintineante de mi mirada.
Un fuego antiguo bajo mi piel ruje por aquello que he perdido, lo que he protegido y lo que temo perder.
¿A caso eso me volvió más débil? ¿Quién seríamos tú y yo entonces?.
-No...-
Me he vuelto más sombra que luz, más memoria que esperanza. Y aún así camino... Camino no solo por mi, también por quién amo. Por qué si no lo hiciera, la próxima vez que viese mi reflejo, no sería capaz de sostener mi propia mirada.




