—Tarareando mientras podaba algunas mis creaciones, me gustaba consentir a mis plantas algo exóticas. Mi invernadero estaba lleno de rarezas florales y herbarias; no eran como las que encontraría uno en la tierra. Mis creaciones eran únicas y cada una tenía sus datos a la vista por si algún incauto entrara a este lugar, cosa que a veces sucedía. Ya cuando me daba cuenta, eran comida digerida de mis pequeños retoños.—
—Tarareando mientras podaba algunas mis creaciones, me gustaba consentir a mis plantas algo exóticas. Mi invernadero estaba lleno de rarezas florales y herbarias; no eran como las que encontraría uno en la tierra. Mis creaciones eran únicas y cada una tenía sus datos a la vista por si algún incauto entrara a este lugar, cosa que a veces sucedía. Ya cuando me daba cuenta, eran comida digerida de mis pequeños retoños.—
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