¿Qué es esto que llamamos realidad?
Un consenso, quizás.
Un mapa dibujado por manos temblorosas sobre un velo que nunca se rasga, solo cambia de forma.
A veces cuando el mundo guarda silencio por un segundo más de lo debido, me parece oírlo,
el crujido de algo que no encaja.
Como si la tela del mundo se tensara demasiado,
como si todo lo que veo, toco, soy, no fuera más que el eco de un eco que ya olvidó su origen.
Me miro las manos.
Las siento.
Pero, ¿y si esta carne obedece a leyes que inventamos solo para no perdernos?
Un consenso, quizás.
Un mapa dibujado por manos temblorosas sobre un velo que nunca se rasga, solo cambia de forma.
A veces cuando el mundo guarda silencio por un segundo más de lo debido, me parece oírlo,
el crujido de algo que no encaja.
Como si la tela del mundo se tensara demasiado,
como si todo lo que veo, toco, soy, no fuera más que el eco de un eco que ya olvidó su origen.
Me miro las manos.
Las siento.
Pero, ¿y si esta carne obedece a leyes que inventamos solo para no perdernos?
¿Qué es esto que llamamos realidad?
Un consenso, quizás.
Un mapa dibujado por manos temblorosas sobre un velo que nunca se rasga, solo cambia de forma.
A veces cuando el mundo guarda silencio por un segundo más de lo debido, me parece oírlo,
el crujido de algo que no encaja.
Como si la tela del mundo se tensara demasiado,
como si todo lo que veo, toco, soy, no fuera más que el eco de un eco que ya olvidó su origen.
Me miro las manos.
Las siento.
Pero, ¿y si esta carne obedece a leyes que inventamos solo para no perdernos?
