Venía muerta. Después de todo el día en la tienda, solo quería llegar, ducharse y caer rendida. Cruzó el jardincito, subió al porche y, cuando metió la mano al bolso… las llaves no estaban.
Revolvió todo. Nada. Entonce, se dió cuenta.. las había dejado adentro, colgadas junto al microondas.
Miró la puerta. Pensó en llamar a alguien para ayudarla.. Pero el cansancio pudo más y su comportamiento cerrado también. Se sentó en el escalón, apoyó la cabeza en la mochila y cerró los ojos.
— Sólo un ratito..
Y se quedó dormida ahí, en la entrada de su propia casa. Porque a veces, el cuerpo ya no pide permiso. Solo se apaga.
Revolvió todo. Nada. Entonce, se dió cuenta.. las había dejado adentro, colgadas junto al microondas.
Miró la puerta. Pensó en llamar a alguien para ayudarla.. Pero el cansancio pudo más y su comportamiento cerrado también. Se sentó en el escalón, apoyó la cabeza en la mochila y cerró los ojos.
— Sólo un ratito..
Y se quedó dormida ahí, en la entrada de su propia casa. Porque a veces, el cuerpo ya no pide permiso. Solo se apaga.
Venía muerta. Después de todo el día en la tienda, solo quería llegar, ducharse y caer rendida. Cruzó el jardincito, subió al porche y, cuando metió la mano al bolso… las llaves no estaban.
Revolvió todo. Nada. Entonce, se dió cuenta.. las había dejado adentro, colgadas junto al microondas.
Miró la puerta. Pensó en llamar a alguien para ayudarla.. Pero el cansancio pudo más y su comportamiento cerrado también. Se sentó en el escalón, apoyó la cabeza en la mochila y cerró los ojos.
— Sólo un ratito..
Y se quedó dormida ahí, en la entrada de su propia casa. Porque a veces, el cuerpo ya no pide permiso. Solo se apaga.
