Al cruzar cada plano dejaba algo atrás… y traía algo nuevo consigo.
Al principio fue un presentimiento. Luego, una figura en sus sueños: una mujer idéntica a ella, pero vacía. Sus ojos eran espejos. Su expresión sin emoción alguna, su cabello blanco como la nieve flotaba como si estuviera bajo el agua.
—¿Quién eres? —gritó Juno.
La otra mujer ladeó la cabeza. Su boca se curvó apenas en una sonrisa artificial.
—Soy lo que dejaste atrás. Cada vez que huyes de tus emociones para sobrevivir en los planos… yo crezco. Soy tu escudo. Tu escoria. Tu futuro.
—No... No eres real. — Juno negaba con la cabeza, como si eso fuera suficiente para no darle vida.
La figura sin emociones rió.
—¿No soy real? Pregúntate cuántas veces has querido no sentir. No temer. No recordar. Yo soy ese deseo. He vivido en los márgenes de tu mente desde que cruzaste el primer umbral. Pronto, cuando estés débil… tomaré lo que me pertenece.
Al cruzar cada plano dejaba algo atrás… y traía algo nuevo consigo. Al principio fue un presentimiento. Luego, una figura en sus sueños: una mujer idéntica a ella, pero vacía. Sus ojos eran espejos. Su expresión sin emoción alguna, su cabello blanco como la nieve flotaba como si estuviera bajo el agua. —¿Quién eres? —gritó Juno. La otra mujer ladeó la cabeza. Su boca se curvó apenas en una sonrisa artificial. —Soy lo que dejaste atrás. Cada vez que huyes de tus emociones para sobrevivir en los planos… yo crezco. Soy tu escudo. Tu escoria. Tu futuro. —No... No eres real. — Juno negaba con la cabeza, como si eso fuera suficiente para no darle vida. La figura sin emociones rió. —¿No soy real? Pregúntate cuántas veces has querido no sentir. No temer. No recordar. Yo soy ese deseo. He vivido en los márgenes de tu mente desde que cruzaste el primer umbral. Pronto, cuando estés débil… tomaré lo que me pertenece.
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