— ¡Gilipollas, vete a faltar el respeto a la puta de tu madre!

Dijo mientras los guardias de seguridad la echaban de aquella discoteca. Tenía una herida en su labio inferior por una pelea. Su pelo estaba despeinado.
Sólo estaba defendiendo a una chica. Pero ya no podía hacer nada, aún no sabía usar sus poderes.

Suspiró y caminó dando patadas a lo primero que veía. Tal vez iría a comprar una botella de sake.
— ¡Gilipollas, vete a faltar el respeto a la puta de tu madre! Dijo mientras los guardias de seguridad la echaban de aquella discoteca. Tenía una herida en su labio inferior por una pelea. Su pelo estaba despeinado. Sólo estaba defendiendo a una chica. Pero ya no podía hacer nada, aún no sabía usar sus poderes. Suspiró y caminó dando patadas a lo primero que veía. Tal vez iría a comprar una botella de sake.
Me gusta
1
36 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados