En su espalda habían quedado en evidencia las heridas de su brutalidad.
Haberse arrancado él mismo sus alas había sido algo que incluso algunos demonios ahora respetaban.

Lo había hecho por amor, un amor que ya no existía.
Sin embargo comprendía que había personas que llegaban a su vida con la intención de cambiarlo, pero no quedarse.

No había remedio, ahora usaba sus cicatrices con orgullo.

Después de todo, él seguía siendo Samael, aun sin sus alas y su halo.
En su espalda habían quedado en evidencia las heridas de su brutalidad. Haberse arrancado él mismo sus alas había sido algo que incluso algunos demonios ahora respetaban. Lo había hecho por amor, un amor que ya no existía. Sin embargo comprendía que había personas que llegaban a su vida con la intención de cambiarlo, pero no quedarse. No había remedio, ahora usaba sus cicatrices con orgullo. Después de todo, él seguía siendo Samael, aun sin sus alas y su halo.
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