Donde la piedra respira.
Rol con: 🜃 ᴇ ᴄ ᴏ 🜃
En la sexta capa, la cartógrafa se encontraba en una de sus expediciones. La roca bajo sus pies no era roca. Era otra cosa. Algo hueco, blando, que a veces crujía sin romperse.
Se enderezó con lentitud.
El aire era espeso. El silencio lo era aún más.
No había fauna, no había viento. Las estructuras naturales a su alrededor se curvaban en ángulos contrarios a cualquier ley física conocida. Como si el propio terreno hubiera sido tallado por un escultor ciego y furioso. Las paredes respiraban calor residual, y los ecos no regresaban. Solo el eco interno, ese que crecía en la mente cuando el Abismo estaba demasiado callado.
Nairis avanzó tres pasos. Luego se detuvo.
No por cansancio. No por miedo.
Por costumbre.
La costumbre de sentirlo... Justo antes de que suceda.
Su mano rozó instintivamente el borde del testigo de Oquedad, el cristal hueco que colgaba de su pecho. La piedra no vibraba. No emitía ningún sonido, pero tampoco reflejaba la oscuridad. Estaba quieta, como si el propio Abismo contuviera el aliento.
Desde hacía horas. Quizás días. Podía sentir una presencia reptando en su espalda.
No con pasos.
No con palabras.
Con pensamientos que no eran suyos. Con recuerdos falsos que se deslizaban en los bordes de su mente como grietas en el cristal.
Una sensación viscosa, como si algo dentro de ella recordara otro cuerpo.
Otro tiempo.
Otra voz.
Entonces lo escuchó.
En la sexta capa, la cartógrafa se encontraba en una de sus expediciones. La roca bajo sus pies no era roca. Era otra cosa. Algo hueco, blando, que a veces crujía sin romperse.
Se enderezó con lentitud.
El aire era espeso. El silencio lo era aún más.
No había fauna, no había viento. Las estructuras naturales a su alrededor se curvaban en ángulos contrarios a cualquier ley física conocida. Como si el propio terreno hubiera sido tallado por un escultor ciego y furioso. Las paredes respiraban calor residual, y los ecos no regresaban. Solo el eco interno, ese que crecía en la mente cuando el Abismo estaba demasiado callado.
Nairis avanzó tres pasos. Luego se detuvo.
No por cansancio. No por miedo.
Por costumbre.
La costumbre de sentirlo... Justo antes de que suceda.
Su mano rozó instintivamente el borde del testigo de Oquedad, el cristal hueco que colgaba de su pecho. La piedra no vibraba. No emitía ningún sonido, pero tampoco reflejaba la oscuridad. Estaba quieta, como si el propio Abismo contuviera el aliento.
Desde hacía horas. Quizás días. Podía sentir una presencia reptando en su espalda.
No con pasos.
No con palabras.
Con pensamientos que no eran suyos. Con recuerdos falsos que se deslizaban en los bordes de su mente como grietas en el cristal.
Una sensación viscosa, como si algo dentro de ella recordara otro cuerpo.
Otro tiempo.
Otra voz.
Entonces lo escuchó.
Rol con: [s1lence]
En la sexta capa, la cartógrafa se encontraba en una de sus expediciones. La roca bajo sus pies no era roca. Era otra cosa. Algo hueco, blando, que a veces crujía sin romperse.
Se enderezó con lentitud.
El aire era espeso. El silencio lo era aún más.
No había fauna, no había viento. Las estructuras naturales a su alrededor se curvaban en ángulos contrarios a cualquier ley física conocida. Como si el propio terreno hubiera sido tallado por un escultor ciego y furioso. Las paredes respiraban calor residual, y los ecos no regresaban. Solo el eco interno, ese que crecía en la mente cuando el Abismo estaba demasiado callado.
Nairis avanzó tres pasos. Luego se detuvo.
No por cansancio. No por miedo.
Por costumbre.
La costumbre de sentirlo... Justo antes de que suceda.
Su mano rozó instintivamente el borde del testigo de Oquedad, el cristal hueco que colgaba de su pecho. La piedra no vibraba. No emitía ningún sonido, pero tampoco reflejaba la oscuridad. Estaba quieta, como si el propio Abismo contuviera el aliento.
Desde hacía horas. Quizás días. Podía sentir una presencia reptando en su espalda.
No con pasos.
No con palabras.
Con pensamientos que no eran suyos. Con recuerdos falsos que se deslizaban en los bordes de su mente como grietas en el cristal.
Una sensación viscosa, como si algo dentro de ella recordara otro cuerpo.
Otro tiempo.
Otra voz.
Entonces lo escuchó.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Terminado



