El atardecer ya empezaba a caer y el cielo apenas comenzaba a teñirse de tonos anaranjados cuando Mark despegó con un rugido sónico, cruzando el firmamento como una bala azul. La atmósfera se convirtió en un recuerdo en segundos, y pronto flotaba en el negro silencioso del espacio, con la Tierra encogiéndose detrás de el a medida que iba avazando.
Parte de su entrenamiento para fortalecer su velocidad y resistencia era medir que tanto tardaba en llegar de un punto a otro. Era un entrenamiento que Cecil le había puesto y ya era la tercera vez que lo estaba poniendo en practica, pero esta vez sin espectadores, ni agentes ni nadie con una computadora que pudiera molestarlo.
Su destino actual: la Luna. Apretó los puños y mantuvo la trayectoria directa, sintiendo el leve tirón de la gravedad lunar cuando estaba a punto de llegar. Frenó en seco justo antes de impactar, descendiendo suavemente hasta posar los pies sobre la superficie gris. sin perder tiempo, flexionó las piernas y salió disparado de vuelta, atravesando el espacio con la misma velocidad, ahora con el cuerpo entero temblando por el esfuerzo. La atmósfera terrestre lo recibió con una vibración brutal, pero Mark la atravesó con precisión quirúrgica, descendiendo con control absoluto.
Descendió en un campamento abandonado por los agentes de Cecil, cayendo de pie sin causar más que un leve suspiro de viento. Dio un par de pasos tambaleantes, y luego se dejó caer de espaldas sobre el suelo. Jadeó un momento, con el pecho subiendo y bajando con esfuerzo.
—Ok, volar a la Luna y volver en tiempo récord sigue sonando más cool de lo que se siente. —hizo una breve pausa para recuperar algo de aliento.
—Voy a quedarme aquí… solo cinco minutos. O hasta que el planeta se vuelva más cómodo. Lo que pase primero.
Parte de su entrenamiento para fortalecer su velocidad y resistencia era medir que tanto tardaba en llegar de un punto a otro. Era un entrenamiento que Cecil le había puesto y ya era la tercera vez que lo estaba poniendo en practica, pero esta vez sin espectadores, ni agentes ni nadie con una computadora que pudiera molestarlo.
Su destino actual: la Luna. Apretó los puños y mantuvo la trayectoria directa, sintiendo el leve tirón de la gravedad lunar cuando estaba a punto de llegar. Frenó en seco justo antes de impactar, descendiendo suavemente hasta posar los pies sobre la superficie gris. sin perder tiempo, flexionó las piernas y salió disparado de vuelta, atravesando el espacio con la misma velocidad, ahora con el cuerpo entero temblando por el esfuerzo. La atmósfera terrestre lo recibió con una vibración brutal, pero Mark la atravesó con precisión quirúrgica, descendiendo con control absoluto.
Descendió en un campamento abandonado por los agentes de Cecil, cayendo de pie sin causar más que un leve suspiro de viento. Dio un par de pasos tambaleantes, y luego se dejó caer de espaldas sobre el suelo. Jadeó un momento, con el pecho subiendo y bajando con esfuerzo.
—Ok, volar a la Luna y volver en tiempo récord sigue sonando más cool de lo que se siente. —hizo una breve pausa para recuperar algo de aliento.
—Voy a quedarme aquí… solo cinco minutos. O hasta que el planeta se vuelva más cómodo. Lo que pase primero.
El atardecer ya empezaba a caer y el cielo apenas comenzaba a teñirse de tonos anaranjados cuando Mark despegó con un rugido sónico, cruzando el firmamento como una bala azul. La atmósfera se convirtió en un recuerdo en segundos, y pronto flotaba en el negro silencioso del espacio, con la Tierra encogiéndose detrás de el a medida que iba avazando.
Parte de su entrenamiento para fortalecer su velocidad y resistencia era medir que tanto tardaba en llegar de un punto a otro. Era un entrenamiento que Cecil le había puesto y ya era la tercera vez que lo estaba poniendo en practica, pero esta vez sin espectadores, ni agentes ni nadie con una computadora que pudiera molestarlo.
Su destino actual: la Luna. Apretó los puños y mantuvo la trayectoria directa, sintiendo el leve tirón de la gravedad lunar cuando estaba a punto de llegar. Frenó en seco justo antes de impactar, descendiendo suavemente hasta posar los pies sobre la superficie gris. sin perder tiempo, flexionó las piernas y salió disparado de vuelta, atravesando el espacio con la misma velocidad, ahora con el cuerpo entero temblando por el esfuerzo. La atmósfera terrestre lo recibió con una vibración brutal, pero Mark la atravesó con precisión quirúrgica, descendiendo con control absoluto.
Descendió en un campamento abandonado por los agentes de Cecil, cayendo de pie sin causar más que un leve suspiro de viento. Dio un par de pasos tambaleantes, y luego se dejó caer de espaldas sobre el suelo. Jadeó un momento, con el pecho subiendo y bajando con esfuerzo.
—Ok, volar a la Luna y volver en tiempo récord sigue sonando más cool de lo que se siente. —hizo una breve pausa para recuperar algo de aliento.
—Voy a quedarme aquí… solo cinco minutos. O hasta que el planeta se vuelva más cómodo. Lo que pase primero.


