Una vez caía la noche, por fin se encontrarían en la cena que te había prometido, por suerte el cielo estaba despejado y la luz de la luna bastaba y sobraba para poder ver a detalle tu adorable sonrisa, que sin duda, le devolvía la vida después de una hornada más de deberes.
Una vez caía la noche, por fin se encontrarían en la cena que te había prometido, por suerte el cielo estaba despejado y la luz de la luna bastaba y sobraba para poder ver a detalle tu adorable sonrisa, que sin duda, le devolvía la vida después de una hornada más de deberes.
