Semillas de Granadas El sol caía como un líquido tibio sobre los campos eternos del Elíseo, donde las flores no conocían el marchitar. Era una tarde sin tiempo, como todas en ese rincón secreto del mundo, pero para Perséfone, tenía un sabor especial. Tenía apenas ocho años, una criatura de ojos grandes y curiosos, y ya mostraba esa mezcla inquietante...