Cómo ya era habitual en él, estaría en un callejón cualquiera, rodeado de varios gatos callejeros hambrientos y es que, todos los días se tomaba un par de horas para alimentar a todos los que podía, siendo una carrera entre las horas que tenía disponible y las energías que tuviese, pues utilizaba sus poderes para materializar los alimentos.

Soy yo o cada día son más?- Bueno, el problema no es la cantidad sino que.. es triste verlos a todos defendiendose como pueden.. —Como si hablara con las pequeñas criaturas, diría lo que tenía justo en la mente mientras los alimentaba uno por uno por uno con una ligera sonrisa dibujada en su rostro—.

Nunca entendería como los humanos, a pesar de los recursos en abundancia, siempre permitían que tanto entre ellos mismos y los demás seres pasasen por esta clase de situaciones, pero al no poder interferir directamente con los asuntos terrenales se limitaba a hacer lo que si estaba a su alcance.