—Mi dulce y pequeña consentida, debes de estar sedienta~

Tomando la regadera, colocó un par de enriquecedores en el agua para su adorada planta, la única que le quedaba tras su destierro y cuidaba con la vida.
Comenzó a regarla con calma, sonriendo y acariciando sus petalos.

—Más tarde te traeré alimento. Mereces sólo lo mejor~
—Mi dulce y pequeña consentida, debes de estar sedienta~ Tomando la regadera, colocó un par de enriquecedores en el agua para su adorada planta, la única que le quedaba tras su destierro y cuidaba con la vida. Comenzó a regarla con calma, sonriendo y acariciando sus petalos. —Más tarde te traeré alimento. Mereces sólo lo mejor~
Me encocora
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