Apartamento de Soo-min, Brooklyn – 22:18 p.m.
Fandom OC
Categoría Slice of Life
[La puerta del apartamento estaba entreabierta. No por descuido, sino por elección. Afuera llovía, aunque no lo suficiente como para limpiar nada. El sonido de la ciudad llegaba filtrado: ambulancias lejanas, algún grito de bar, el ruido repetitivo de los neumáticos cruzando charcos.]

[Soo-min caminaba descalza sobre la madera. El abrigo seguía colgado en la entrada, mojado. El piso olía a té negro, incienso apagado y cansancio. Sobre la mesa, dos tazas: una usada, otra intacta. Como si hubiera esperado a alguien. Como si aún lo hiciera.]

[No llevaba maquillaje. Ni joyas. Solo una camiseta vieja y el cabello recogido sin pulso. Se dejó caer en el sofá sin el menor intento de corrección. Sus dedos jugaban con el encendedor como quien ya no necesita fuego, pero aún lo recuerda.]

[No era una noche para discursos. Pero tampoco para esconderse.]

—Si viniste a matar el tiempo, hazlo en silencio.
Si viniste a quedarte… te aviso que ya no tengo máscaras limpias. Solo la cara.

[Dejó la taza cerca, sin beber. Y miró hacia la puerta abierta.]

—Pasa. O no. Pero si entras… no finjas que no viste lo que hay aquí.
[La puerta del apartamento estaba entreabierta. No por descuido, sino por elección. Afuera llovía, aunque no lo suficiente como para limpiar nada. El sonido de la ciudad llegaba filtrado: ambulancias lejanas, algún grito de bar, el ruido repetitivo de los neumáticos cruzando charcos.] [Soo-min caminaba descalza sobre la madera. El abrigo seguía colgado en la entrada, mojado. El piso olía a té negro, incienso apagado y cansancio. Sobre la mesa, dos tazas: una usada, otra intacta. Como si hubiera esperado a alguien. Como si aún lo hiciera.] [No llevaba maquillaje. Ni joyas. Solo una camiseta vieja y el cabello recogido sin pulso. Se dejó caer en el sofá sin el menor intento de corrección. Sus dedos jugaban con el encendedor como quien ya no necesita fuego, pero aún lo recuerda.] [No era una noche para discursos. Pero tampoco para esconderse.] —Si viniste a matar el tiempo, hazlo en silencio. Si viniste a quedarte… te aviso que ya no tengo máscaras limpias. Solo la cara. [Dejó la taza cerca, sin beber. Y miró hacia la puerta abierta.] —Pasa. O no. Pero si entras… no finjas que no viste lo que hay aquí.
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Individual
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