Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura
El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo.
Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri.
En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende:
Dos Sangres de Dragón han despertado.
El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio.
La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador.
Alduin la observa desde más allá del tiempo.
Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin.
Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino.
Los dragones duermen.
El grito ancestral retumba en sueños.
Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo.
Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri.
En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende:
Dos Sangres de Dragón han despertado.
El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio.
La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador.
Alduin la observa desde más allá del tiempo.
Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin.
Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino.
Los dragones duermen.
El grito ancestral retumba en sueños.
Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
Año 4E 200 — Skyrim, al borde de la ruptura
El viento ruge en las montañas, pero los oídos de los hombres han olvidado cómo escucharlo.
Los clanes se fragmentan, los Vigilantes de Stendarr rastrean pactos oscuros, y el Imperio apenas respira tras su guerra contra el Dominio Aldmeri.
En medio de esta calma quebradiza, el mundo tiembla por una razón que aún no comprende:
Dos Sangres de Dragón han despertado.
El primero, elegido por los dioses, siente en su alma el deber de proteger el equilibrio.
La segunda, nacida del rugido de Alduin, carga un linaje que el mundo debería temer… pero ella no comparte la voluntad de su creador.
Alduin la observa desde más allá del tiempo.
Él la ve como su legado, su heredera, su criatura destinada a ser llama y fin.
Ella, en cambio, se pregunta si su sangre define su destino… o si aún puede elegir otro camino.
Los dragones duermen.
El grito ancestral retumba en sueños.
Y las estrellas aguardan la elección que cambiará el curso de Nirn.
