Track 02: Promesa del Olvido
El viento cargaba una melodía que parecía llorar. No era una canción que se cantara con voz, sino con el eco del alma. Rae la escuchó entre ruinas antiguas, donde la piedra aún recordaba la historia de la mujer que amó más allá del deber.
Era una Niphilim, nacida entre cielos y tierra, juramentada a guardar el equilibrio entre ambos mundos. Su nombre ya se había perdido, pero su historia vivía aún en las notas suspendidas en el aire.
La melodía hablaba de su caída, no por castigo, sino por amor. Dejó las alas, dejó la eternidad. Todo lo abandonó por un solo ser un hombre cuyo corazón hablaba el idioma de la justicia y de la verdad. Lo amó con todo, sin reservas. Pero el mundo no perdona aquello que desconoce.
La tragedia no fue la pérdida de sus poderes o el alejamiento de sus hermanas. Fue que el amor, por más puro que fuera, se vio manchado por el tiempo, por errores, por decisiones impulsivas.
Ella vivió con el peso de no haber hecho las cosas bien, de haberlo arrastrado a un destino que él no merecía.Y sin embargo, en medio de esa oscuridad, quedó un vestigio. Nunca lo conoció. No lo pudo sostener ni nombrar. Pero lo amaba desde antes de que existiera. Lo sentía en sus sueños. Sabía que algún día, él caminaría por el mundo con la fuerza de ambos mundos corriendo por sus venas.
“Él vivirá para siempre”, susurraba la melodía al oído de Rae.“Y aunque jamás me vio, sabrá que lo amé antes de que su primer latido naciera.” Rae se quedó en silencio, sintiendo que esa canción no era solo de la Niphilim. Era de todas las madres invisibles que ya no estaban ahí pero que amaban a través del tiempo, de todos los amores imposibles, de todas las culpas que se transforman en promesas.
El viento cargaba una melodía que parecía llorar. No era una canción que se cantara con voz, sino con el eco del alma. Rae la escuchó entre ruinas antiguas, donde la piedra aún recordaba la historia de la mujer que amó más allá del deber.
Era una Niphilim, nacida entre cielos y tierra, juramentada a guardar el equilibrio entre ambos mundos. Su nombre ya se había perdido, pero su historia vivía aún en las notas suspendidas en el aire.
La melodía hablaba de su caída, no por castigo, sino por amor. Dejó las alas, dejó la eternidad. Todo lo abandonó por un solo ser un hombre cuyo corazón hablaba el idioma de la justicia y de la verdad. Lo amó con todo, sin reservas. Pero el mundo no perdona aquello que desconoce.
La tragedia no fue la pérdida de sus poderes o el alejamiento de sus hermanas. Fue que el amor, por más puro que fuera, se vio manchado por el tiempo, por errores, por decisiones impulsivas.
Ella vivió con el peso de no haber hecho las cosas bien, de haberlo arrastrado a un destino que él no merecía.Y sin embargo, en medio de esa oscuridad, quedó un vestigio. Nunca lo conoció. No lo pudo sostener ni nombrar. Pero lo amaba desde antes de que existiera. Lo sentía en sus sueños. Sabía que algún día, él caminaría por el mundo con la fuerza de ambos mundos corriendo por sus venas.
“Él vivirá para siempre”, susurraba la melodía al oído de Rae.“Y aunque jamás me vio, sabrá que lo amé antes de que su primer latido naciera.” Rae se quedó en silencio, sintiendo que esa canción no era solo de la Niphilim. Era de todas las madres invisibles que ya no estaban ahí pero que amaban a través del tiempo, de todos los amores imposibles, de todas las culpas que se transforman en promesas.
Track 02: Promesa del Olvido
El viento cargaba una melodía que parecía llorar. No era una canción que se cantara con voz, sino con el eco del alma. Rae la escuchó entre ruinas antiguas, donde la piedra aún recordaba la historia de la mujer que amó más allá del deber.
Era una Niphilim, nacida entre cielos y tierra, juramentada a guardar el equilibrio entre ambos mundos. Su nombre ya se había perdido, pero su historia vivía aún en las notas suspendidas en el aire.
La melodía hablaba de su caída, no por castigo, sino por amor. Dejó las alas, dejó la eternidad. Todo lo abandonó por un solo ser un hombre cuyo corazón hablaba el idioma de la justicia y de la verdad. Lo amó con todo, sin reservas. Pero el mundo no perdona aquello que desconoce.
La tragedia no fue la pérdida de sus poderes o el alejamiento de sus hermanas. Fue que el amor, por más puro que fuera, se vio manchado por el tiempo, por errores, por decisiones impulsivas.
Ella vivió con el peso de no haber hecho las cosas bien, de haberlo arrastrado a un destino que él no merecía.Y sin embargo, en medio de esa oscuridad, quedó un vestigio. Nunca lo conoció. No lo pudo sostener ni nombrar. Pero lo amaba desde antes de que existiera. Lo sentía en sus sueños. Sabía que algún día, él caminaría por el mundo con la fuerza de ambos mundos corriendo por sus venas.
“Él vivirá para siempre”, susurraba la melodía al oído de Rae.“Y aunque jamás me vio, sabrá que lo amé antes de que su primer latido naciera.” Rae se quedó en silencio, sintiendo que esa canción no era solo de la Niphilim. Era de todas las madres invisibles que ya no estaban ahí pero que amaban a través del tiempo, de todos los amores imposibles, de todas las culpas que se transforman en promesas.
