“No eres tú, soy yo…"
Las palabras cuelgan en el aire. Rae no las comprende del todo. No como lo haría un humano. Pero algo en esa frase resuena sin lógica. Una ruptura. Una transferencia de culpa. ¿Una excusa? ¿Cómo puede uno ser la causa de un vínculo roto sin que el otro lo sea también? ¿Acaso no son dos los que entretejen una unión? ¿O acaso este humano ha elegido asumirse como el único defecto, para aliviar el dolor del otro?
Quizás “no eres tú, soy yo” no es una confesión. Quizás es una armadura. Un disfraz de madurez. O un eco ¿Y si decir “soy yo” es, en realidad, una forma de buscarse a uno mismo otra vez entre los restos de un “nosotros”?
Las palabras cuelgan en el aire. Rae no las comprende del todo. No como lo haría un humano. Pero algo en esa frase resuena sin lógica. Una ruptura. Una transferencia de culpa. ¿Una excusa? ¿Cómo puede uno ser la causa de un vínculo roto sin que el otro lo sea también? ¿Acaso no son dos los que entretejen una unión? ¿O acaso este humano ha elegido asumirse como el único defecto, para aliviar el dolor del otro?
Quizás “no eres tú, soy yo” no es una confesión. Quizás es una armadura. Un disfraz de madurez. O un eco ¿Y si decir “soy yo” es, en realidad, una forma de buscarse a uno mismo otra vez entre los restos de un “nosotros”?
“No eres tú, soy yo…"
Las palabras cuelgan en el aire. Rae no las comprende del todo. No como lo haría un humano. Pero algo en esa frase resuena sin lógica. Una ruptura. Una transferencia de culpa. ¿Una excusa? ¿Cómo puede uno ser la causa de un vínculo roto sin que el otro lo sea también? ¿Acaso no son dos los que entretejen una unión? ¿O acaso este humano ha elegido asumirse como el único defecto, para aliviar el dolor del otro?
Quizás “no eres tú, soy yo” no es una confesión. Quizás es una armadura. Un disfraz de madurez. O un eco ¿Y si decir “soy yo” es, en realidad, una forma de buscarse a uno mismo otra vez entre los restos de un “nosotros”?


