La bruma no se detuvo, pero tembló. Como si una ola hubiera cruzado el lago quieto de su conciencia.

Eunoë no se giró. No podía. Sus pequeñas manos de niebla, ya casi disueltas, se cerraron en el aire con un pucherito invisible, de esos que sólo se sienten y no se ven. Había obedecido su orden —porque así debía ser—pero la ternura mal contenida y la resignación de su núcleo se mezclaron como un rastro de rocío cálido.

"Siempre prometes eso…" susurró bajito, solo para sí, como si el viento pudiera guardarlo entre pliegues oníricos. "Y yo… siempre me quedo."

Volvió, deshaciéndose poco a poco en las corrientes del Reino de los Sueños, sin darse la vuelta. Porque si lo hacía, tal vez no lo dejaría ir. Y eso… eso sí sería desobedecer.

Ya dentro del Reino, al posarse en su rincón difuso, su neblina resopló en un ligero berrinche, fruncida e inflada como si fuera viento cruzado.

"Se acabó la novela de drama" protestó con voz apagada "Déjenme sola, en mi rinconcito, que ahorita no estoy feliz."

Y no dijo más. Solo se hizo pequeña, como si pudiera esconderse dentro de sí misma.

La bruma no se detuvo, pero tembló. Como si una ola hubiera cruzado el lago quieto de su conciencia. Eunoë no se giró. No podía. Sus pequeñas manos de niebla, ya casi disueltas, se cerraron en el aire con un pucherito invisible, de esos que sólo se sienten y no se ven. Había obedecido su orden —porque así debía ser—pero la ternura mal contenida y la resignación de su núcleo se mezclaron como un rastro de rocío cálido. "Siempre prometes eso…" susurró bajito, solo para sí, como si el viento pudiera guardarlo entre pliegues oníricos. "Y yo… siempre me quedo." Volvió, deshaciéndose poco a poco en las corrientes del Reino de los Sueños, sin darse la vuelta. Porque si lo hacía, tal vez no lo dejaría ir. Y eso… eso sí sería desobedecer. Ya dentro del Reino, al posarse en su rincón difuso, su neblina resopló en un ligero berrinche, fruncida e inflada como si fuera viento cruzado. "Se acabó la novela de drama" protestó con voz apagada "Déjenme sola, en mi rinconcito, que ahorita no estoy feliz." Y no dijo más. Solo se hizo pequeña, como si pudiera esconderse dentro de sí misma.
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