Les Murmures de Minuit
https://www.youtube.com/watch?v=9M6eLGeYfiQ&list=RD9M6eLGeYfiQ&start_radio=1
La luz del neón parpadeaba con un zumbido sordo sobre la puerta de madera gastada. Un cartel oxidado colgaba encima: The Blue Note. Adentro, el humo del tabaco flotaba lento, mezclándose con el aroma a bourbon derramado y madera vieja. La banda en el rincón apenas iluminado dejaba que la guitarra llorara suave bajo los dedos de un hombre de cabello canoso. La voz de Gene Deer envolvía el lugar con su Midnight Healing, lenta, cruda, casi como si se deshiciera entre las copas y los suspiros perdidos.
Lía estaba sentada sola en la barra, los codos apoyados sobre la madera pulida por los años. Vestía una chaqueta rojo vino, una camisa blanca y unos vaqueros ajustados, el cabello suelto cayéndole por los hombros con un aire descuidado y perfecto. En la mano sostenía un vaso corto de whisky con hielo, que giraba despacio, sin apuro, observando cómo la luz se quebraba en el ámbar líquido.
No necesitaba hablar. Esa canción ya lo decía todo.
Sus ojos recorrían el lugar con calma. Por un instante, todo se sentía distinto, como si ese rincón de penumbra y notas azules guardara una pequeña grieta por donde se colaba algo parecido a la esperanza. Pero sobre todo, estaba ahí por esa sanación a medianoche que la canción prometía. El tipo de cura que solo se encuentra entre sombras, guitarras y cicatrices bien escondidas.
De pronto, escuchó una voz a su lado, era suave, encantadora y con matices ligeramente roncos por el humo de los cigarros:
— ¿Buscas algo... o solo viniste a escuchar cómo el alma se desangra en blues?-
Una ligera sonrisa se posó en sus labios, no había venido con el afán de hacer amistades, sino de disfrutar por un momento la soledad y hacer un recuento de sus recuerdos felices con aquellos que extraña pero sabía que no los iba a volver a ver, así era el destino, la vida. Sin apartar la mirada de su vaso respondió:
—Tal vez ambas cosas… aunque hoy, más que nada, vine a escuchar lo que el silencio no me deja olvidar.
La luz del neón parpadeaba con un zumbido sordo sobre la puerta de madera gastada. Un cartel oxidado colgaba encima: The Blue Note. Adentro, el humo del tabaco flotaba lento, mezclándose con el aroma a bourbon derramado y madera vieja. La banda en el rincón apenas iluminado dejaba que la guitarra llorara suave bajo los dedos de un hombre de cabello canoso. La voz de Gene Deer envolvía el lugar con su Midnight Healing, lenta, cruda, casi como si se deshiciera entre las copas y los suspiros perdidos.
Lía estaba sentada sola en la barra, los codos apoyados sobre la madera pulida por los años. Vestía una chaqueta rojo vino, una camisa blanca y unos vaqueros ajustados, el cabello suelto cayéndole por los hombros con un aire descuidado y perfecto. En la mano sostenía un vaso corto de whisky con hielo, que giraba despacio, sin apuro, observando cómo la luz se quebraba en el ámbar líquido.
No necesitaba hablar. Esa canción ya lo decía todo.
Sus ojos recorrían el lugar con calma. Por un instante, todo se sentía distinto, como si ese rincón de penumbra y notas azules guardara una pequeña grieta por donde se colaba algo parecido a la esperanza. Pero sobre todo, estaba ahí por esa sanación a medianoche que la canción prometía. El tipo de cura que solo se encuentra entre sombras, guitarras y cicatrices bien escondidas.
De pronto, escuchó una voz a su lado, era suave, encantadora y con matices ligeramente roncos por el humo de los cigarros:
— ¿Buscas algo... o solo viniste a escuchar cómo el alma se desangra en blues?-
Una ligera sonrisa se posó en sus labios, no había venido con el afán de hacer amistades, sino de disfrutar por un momento la soledad y hacer un recuento de sus recuerdos felices con aquellos que extraña pero sabía que no los iba a volver a ver, así era el destino, la vida. Sin apartar la mirada de su vaso respondió:
—Tal vez ambas cosas… aunque hoy, más que nada, vine a escuchar lo que el silencio no me deja olvidar.
https://www.youtube.com/watch?v=9M6eLGeYfiQ&list=RD9M6eLGeYfiQ&start_radio=1
La luz del neón parpadeaba con un zumbido sordo sobre la puerta de madera gastada. Un cartel oxidado colgaba encima: The Blue Note. Adentro, el humo del tabaco flotaba lento, mezclándose con el aroma a bourbon derramado y madera vieja. La banda en el rincón apenas iluminado dejaba que la guitarra llorara suave bajo los dedos de un hombre de cabello canoso. La voz de Gene Deer envolvía el lugar con su Midnight Healing, lenta, cruda, casi como si se deshiciera entre las copas y los suspiros perdidos.
Lía estaba sentada sola en la barra, los codos apoyados sobre la madera pulida por los años. Vestía una chaqueta rojo vino, una camisa blanca y unos vaqueros ajustados, el cabello suelto cayéndole por los hombros con un aire descuidado y perfecto. En la mano sostenía un vaso corto de whisky con hielo, que giraba despacio, sin apuro, observando cómo la luz se quebraba en el ámbar líquido.
No necesitaba hablar. Esa canción ya lo decía todo.
Sus ojos recorrían el lugar con calma. Por un instante, todo se sentía distinto, como si ese rincón de penumbra y notas azules guardara una pequeña grieta por donde se colaba algo parecido a la esperanza. Pero sobre todo, estaba ahí por esa sanación a medianoche que la canción prometía. El tipo de cura que solo se encuentra entre sombras, guitarras y cicatrices bien escondidas.
De pronto, escuchó una voz a su lado, era suave, encantadora y con matices ligeramente roncos por el humo de los cigarros:
— ¿Buscas algo... o solo viniste a escuchar cómo el alma se desangra en blues?-
Una ligera sonrisa se posó en sus labios, no había venido con el afán de hacer amistades, sino de disfrutar por un momento la soledad y hacer un recuento de sus recuerdos felices con aquellos que extraña pero sabía que no los iba a volver a ver, así era el destino, la vida. Sin apartar la mirada de su vaso respondió:
—Tal vez ambas cosas… aunque hoy, más que nada, vine a escuchar lo que el silencio no me deja olvidar.
Tipo
Individual
Líneas
2
Estado
Disponible
