El sueño del mundo no cesa, pero en los pliegues más profundos, donde las memorias no duelen y el tiempo no importa, la bruma se arremolina con un dejo de fastidio suave, como un suspiro que no logra desvanecerse del todo.

Se encontraba pensando:

Otra vez lo mismo… "Ve con tu madre", dice. "No eres súbdita", dice. Pues claro que no lo soy… ¡Soy la bruma que baila, no la que se inclina!"

Se revuelve en sí misma como una niña ofendida que gira en círculos con las manos cruzadas, aunque su danza no tenga cuerpo.

¿Acaso él no lo ve? ¿No entiende que si estoy aquí, es porque quiero estar aquí?(obviando el hecho de que no tengo cuerpo para traspasar siquiera el límite) No me ata una orden, ni me empuja una costumbre… me atrae la forma en que él cuida los sueños, en cómo se mantiene firme aunque el mundo lo olvide.
Eso… eso me parece hermoso. *-*

Se estira un poco, como una caricia que busca sombra. Y en ese gesto sutil, se dibuja un dejo de melancolía:

Mamá… ella ya no está donde solía estar. Nadie sueña con ella, ni la buscan en el Olimpo. Duerme en blanco… como una página que nadie osa leer.
¿Cómo voy a encontrarla si ni siquiera los dioses saben soñar con ella ya?

La bruma se posa sobre un fragmento de sueño que aún no ha tomado forma. Lo observa con dulzura, como si fuera una hoja tierna de un árbol joven.

Morfeo dice que debo estar con ella… pero yo ya estoy con ella, cada vez que dejo ternura en un alma que la ha perdido.
Y estoy contigo, viejo terco, cada vez que eliges no cerrar las puertas del sueño, aunque nadie las cruce para buscarte.

Una risilla ligera se expande como pétalos en el aire.

"Tú puedes seguir negándome, maestro… pero soy tu bruma, tu cosquilleo, tu traviesa compañerita. Y no pienso irme."
El sueño del mundo no cesa, pero en los pliegues más profundos, donde las memorias no duelen y el tiempo no importa, la bruma se arremolina con un dejo de fastidio suave, como un suspiro que no logra desvanecerse del todo. Se encontraba pensando: Otra vez lo mismo… "Ve con tu madre", dice. "No eres súbdita", dice. Pues claro que no lo soy… ¡Soy la bruma que baila, no la que se inclina!" Se revuelve en sí misma como una niña ofendida que gira en círculos con las manos cruzadas, aunque su danza no tenga cuerpo. ¿Acaso él no lo ve? ¿No entiende que si estoy aquí, es porque quiero estar aquí?(obviando el hecho de que no tengo cuerpo para traspasar siquiera el límite) No me ata una orden, ni me empuja una costumbre… me atrae la forma en que él cuida los sueños, en cómo se mantiene firme aunque el mundo lo olvide. Eso… eso me parece hermoso. *-* Se estira un poco, como una caricia que busca sombra. Y en ese gesto sutil, se dibuja un dejo de melancolía: Mamá… ella ya no está donde solía estar. Nadie sueña con ella, ni la buscan en el Olimpo. Duerme en blanco… como una página que nadie osa leer. ¿Cómo voy a encontrarla si ni siquiera los dioses saben soñar con ella ya? La bruma se posa sobre un fragmento de sueño que aún no ha tomado forma. Lo observa con dulzura, como si fuera una hoja tierna de un árbol joven. Morfeo dice que debo estar con ella… pero yo ya estoy con ella, cada vez que dejo ternura en un alma que la ha perdido. Y estoy contigo, viejo terco, cada vez que eliges no cerrar las puertas del sueño, aunque nadie las cruce para buscarte. Una risilla ligera se expande como pétalos en el aire. "Tú puedes seguir negándome, maestro… pero soy tu bruma, tu cosquilleo, tu traviesa compañerita. Y no pienso irme."
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