Have a Drink on Me
➜ 𝗟 𝗜 𝗕 𝗥 𝗘
El micrófono cae de su mano. El chasquido rebota en las paredes del club como un disparo.
Silencio.
Hasta los vasos se detienen a medio camino.
— No queremos problemas aquí.
Raffaele se sienta en el borde del escenario, las piernas cruzadas con descuido, como si todo el lugar le perteneciera. Porque lo hace.
Las luces lo bañan en púrpura tenue.
Los músicos retoman detrás de él: jazz, lento, tenso, sexy.
Todos en Seven lo miran. Todos lo conocen. El anfitrión nocturno. El encantador espectro que aparece cuando menos se espera.
Afuera, muy pocos serían capaces de reconocer su rostro, mucho menos ponerle nombre. Dentro, es leyenda.
— ¿Por qué golpearse cuando pueden beber? —su voz acaricia el aire—. Vamos. La casa invita la próxima ronda.
El micrófono cae de su mano. El chasquido rebota en las paredes del club como un disparo.
Silencio.
Hasta los vasos se detienen a medio camino.
— No queremos problemas aquí.
Raffaele se sienta en el borde del escenario, las piernas cruzadas con descuido, como si todo el lugar le perteneciera. Porque lo hace.
Las luces lo bañan en púrpura tenue.
Los músicos retoman detrás de él: jazz, lento, tenso, sexy.
Todos en Seven lo miran. Todos lo conocen. El anfitrión nocturno. El encantador espectro que aparece cuando menos se espera.
Afuera, muy pocos serían capaces de reconocer su rostro, mucho menos ponerle nombre. Dentro, es leyenda.
— ¿Por qué golpearse cuando pueden beber? —su voz acaricia el aire—. Vamos. La casa invita la próxima ronda.
➜ 𝗟 𝗜 𝗕 𝗥 𝗘
El micrófono cae de su mano. El chasquido rebota en las paredes del club como un disparo.
Silencio.
Hasta los vasos se detienen a medio camino.
— No queremos problemas aquí.
Raffaele se sienta en el borde del escenario, las piernas cruzadas con descuido, como si todo el lugar le perteneciera. Porque lo hace.
Las luces lo bañan en púrpura tenue.
Los músicos retoman detrás de él: jazz, lento, tenso, sexy.
Todos en Seven lo miran. Todos lo conocen. El anfitrión nocturno. El encantador espectro que aparece cuando menos se espera.
Afuera, muy pocos serían capaces de reconocer su rostro, mucho menos ponerle nombre. Dentro, es leyenda.
— ¿Por qué golpearse cuando pueden beber? —su voz acaricia el aire—. Vamos. La casa invita la próxima ronda.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible
