Mañana es la boda, no pensé sentir algo así, ese nudo en el estómago no viene del miedo, ni de la rabia, ni siquiera de la ansiedad de una batalla, viene de algo diferente, de algo más grande, de saber que mañana, frente a la manada y amigos, frente a todo lo que hemos vivido, ella va a ser oficialmente mía, mi compañera, mi esposa, mi mujer.
He sobrevivido a guerras, a traiciones, a la pérdida, y sin embargo, nada me ha tambaleado como ella, Anna, la mujer que me hizo doblegar el orgullo, que me enseñó que ser fuerte no siempre es rugir más fuerte, sino cuidar, proteger y amar, esa maldita sonrisa suya, ese carácter que desafía mi propio fuego, me quema, me sana a partes iguales.
Hoy no puedo dormir, no dejo de pensar en cómo se verá con ese vestido, caminando hacia mí, con los ojos brillando como cuando me habla de nuestros futuros cachorros, de nuestra vida juntos, no dejo de imaginar el momento en que sus dedos rocen los míos, y al fin, delante del mundo, digamos lo que ya sabemos desde hace tiempo, que somos uno.
Voy a prometerle que nunca más tendrá que luchar sola, que todo lo que soy, es suyo, porque su alma está tatuada en la mía.
Mañana me caso con la loba que cambió mi destino, joder, no hay batalla más importante, ni victoria más grande.
— Anthork
He sobrevivido a guerras, a traiciones, a la pérdida, y sin embargo, nada me ha tambaleado como ella, Anna, la mujer que me hizo doblegar el orgullo, que me enseñó que ser fuerte no siempre es rugir más fuerte, sino cuidar, proteger y amar, esa maldita sonrisa suya, ese carácter que desafía mi propio fuego, me quema, me sana a partes iguales.
Hoy no puedo dormir, no dejo de pensar en cómo se verá con ese vestido, caminando hacia mí, con los ojos brillando como cuando me habla de nuestros futuros cachorros, de nuestra vida juntos, no dejo de imaginar el momento en que sus dedos rocen los míos, y al fin, delante del mundo, digamos lo que ya sabemos desde hace tiempo, que somos uno.
Voy a prometerle que nunca más tendrá que luchar sola, que todo lo que soy, es suyo, porque su alma está tatuada en la mía.
Mañana me caso con la loba que cambió mi destino, joder, no hay batalla más importante, ni victoria más grande.
— Anthork
Mañana es la boda, no pensé sentir algo así, ese nudo en el estómago no viene del miedo, ni de la rabia, ni siquiera de la ansiedad de una batalla, viene de algo diferente, de algo más grande, de saber que mañana, frente a la manada y amigos, frente a todo lo que hemos vivido, ella va a ser oficialmente mía, mi compañera, mi esposa, mi mujer.
He sobrevivido a guerras, a traiciones, a la pérdida, y sin embargo, nada me ha tambaleado como ella, Anna, la mujer que me hizo doblegar el orgullo, que me enseñó que ser fuerte no siempre es rugir más fuerte, sino cuidar, proteger y amar, esa maldita sonrisa suya, ese carácter que desafía mi propio fuego, me quema, me sana a partes iguales.
Hoy no puedo dormir, no dejo de pensar en cómo se verá con ese vestido, caminando hacia mí, con los ojos brillando como cuando me habla de nuestros futuros cachorros, de nuestra vida juntos, no dejo de imaginar el momento en que sus dedos rocen los míos, y al fin, delante del mundo, digamos lo que ya sabemos desde hace tiempo, que somos uno.
Voy a prometerle que nunca más tendrá que luchar sola, que todo lo que soy, es suyo, porque su alma está tatuada en la mía.
Mañana me caso con la loba que cambió mi destino, joder, no hay batalla más importante, ni victoria más grande.
— Anthork


