—¿Sabes que es lo más raro de todo esto? —

Murmuró a la nada, o quizás al peluche, o quizás a esa sombra que siempre está en el borde de su visión.

—No son los colores demasiado brillantes, que parecen como si alguien hubiera pintado la realidad con crayones.

Tampoco las voces demasiado nítidas...

Es esa otra cosa

Saber que algo falta. Una ausencia... —

Observó sus manos, demasiado lisas, demasiado humanas. Las giró como si esperara ver otra cosa en su piel. Algo como... ¿tinta? ¿estrellas? No lo sabe. Solo sabe que cuando intenta recordar que debería estar ahí, su mente resbala como en un sueño dentro de otro sueño.

—Siento un hueco bajo mis costillas... como si me hubieran robado un órgano y en su lugar, hubieran dejado un manual de instrucciones en un idioma muerto... A veces... incluso recuerdo cosas que nunca pasaron.

Un templo que no existe. Un dios que no conozco. Un susurro que me dice 'Sacerdotisa'... ¿por qué esa palabra? —

¿Y por qué duele tanto? Si todo está bien. Todo está perfecto. Demasiado perfecto.

—Ademas, la ausencia... —pausa—...Siento que alguien más debería estar aquí. Alguien que susurra verdades que arden como hielo, y que entiende idiomas antiguos... —

Pero no dice su nombre. No puede. Es como intentar agarrar humo con las manos. Y es que ni siquiera lo sabe. No sabe quién falta. No sabe que falta. No sabe que está cama no es su cama, que sus recuerdos están incompletos. No sabe que vive una mentira, un sueño tan perfecto que hasta el vacío en su pecho parece parte del decorado.
—¿Sabes que es lo más raro de todo esto? — Murmuró a la nada, o quizás al peluche, o quizás a esa sombra que siempre está en el borde de su visión. —No son los colores demasiado brillantes, que parecen como si alguien hubiera pintado la realidad con crayones. Tampoco las voces demasiado nítidas... Es esa otra cosa Saber que algo falta. Una ausencia... — Observó sus manos, demasiado lisas, demasiado humanas. Las giró como si esperara ver otra cosa en su piel. Algo como... ¿tinta? ¿estrellas? No lo sabe. Solo sabe que cuando intenta recordar que debería estar ahí, su mente resbala como en un sueño dentro de otro sueño. —Siento un hueco bajo mis costillas... como si me hubieran robado un órgano y en su lugar, hubieran dejado un manual de instrucciones en un idioma muerto... A veces... incluso recuerdo cosas que nunca pasaron. Un templo que no existe. Un dios que no conozco. Un susurro que me dice 'Sacerdotisa'... ¿por qué esa palabra? — ¿Y por qué duele tanto? Si todo está bien. Todo está perfecto. Demasiado perfecto. —Ademas, la ausencia... —pausa—...Siento que alguien más debería estar aquí. Alguien que susurra verdades que arden como hielo, y que entiende idiomas antiguos... — Pero no dice su nombre. No puede. Es como intentar agarrar humo con las manos. Y es que ni siquiera lo sabe. No sabe quién falta. No sabe que falta. No sabe que está cama no es su cama, que sus recuerdos están incompletos. No sabe que vive una mentira, un sueño tan perfecto que hasta el vacío en su pecho parece parte del decorado.
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