Tejieron mis hermanas tu suerte en la rueca,
hilando destinos con dedos de escarcha,
mas yo espero, quieta, donde la luz no llega,
con las tijeras dormidas… y el alma marchita.

Tu nombre lo sé, y tu hora también,
cada paso que das se acerca al umbral.
No importa tu ruego, tu grito, tu bien:
el hilo es frágil, y yo… soy final.

He visto reyes rogar como niños,
he visto vírgenes vender su fe,
he cortado a héroes, cobardes y sabios:
todos sangran igual bajo mi ley.

¿Creíste ser eterno por amor o poder?
El destino no teme a tus vanos hechizos.
Tu sombra me huele, me siente, me ve…
y aún así caminas, ciego al abismo.

Cuando mis hojas besen tu hilo de seda,
no habrá lágrimas, ni juicio, ni redención.
Solo el eco del corte, la calma suprema,
y un último suspiro… en mi bendición.
Tejieron mis hermanas tu suerte en la rueca, hilando destinos con dedos de escarcha, mas yo espero, quieta, donde la luz no llega, con las tijeras dormidas… y el alma marchita. Tu nombre lo sé, y tu hora también, cada paso que das se acerca al umbral. No importa tu ruego, tu grito, tu bien: el hilo es frágil, y yo… soy final. He visto reyes rogar como niños, he visto vírgenes vender su fe, he cortado a héroes, cobardes y sabios: todos sangran igual bajo mi ley. ¿Creíste ser eterno por amor o poder? El destino no teme a tus vanos hechizos. Tu sombra me huele, me siente, me ve… y aún así caminas, ciego al abismo. Cuando mis hojas besen tu hilo de seda, no habrá lágrimas, ni juicio, ni redención. Solo el eco del corte, la calma suprema, y un último suspiro… en mi bendición.
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