Ian Maslow d’Aubigny
En lo alto de un edificio de mármol negro en Marsella, con vista al puerto cubierto por la niebla, Ian Maslow cerraba un trato con una sonrisa que jamás alcanzaba sus ojos. Era el líder silencioso de la familia Maslow, una organización que controlaba desde el tráfico de armas en los Balcanes hasta los contratos políticos en Francia. Para muchos, los Maslow eran una leyenda de sangre y miedo. Para los que sabían la verdad, Ian era el mito tras la leyenda.
Vestía siempre de negro. No por dramatismo, sino por eficiencia. El negro no llama la atención. El negro se mezcla con la noche. Como él.
Ian no levantaba la voz. Bastaba una mirada. Una pausa exacta. Una frase lanzada como cuchillo al corazón de sus enemigos.
Su obsesión no eran las armas ni el dinero. Eran las personas. Estudiarlas. Controlarlas. Saber qué las mueve y, sobre todo, qué las detiene. Tenía un archivo mental de cada aliado, cada traidor, cada político que alguna vez respiró cerca de su poder. En su mundo, el azar era una excusa de los débiles.
Una vez, un periodista intentó exponerlo. Desapareció sin ruido. Sin nota. Sin cuerpo. Solo un sobre, dejado en el buzón de su redacción, con una sola frase escrita a máquina:
“Cuando escribes sobre monstruos, asegúrate de no ser interesante para ellos.”
Esa era la firma de Maslow. La elegancia del terror.
De noche, tejía acuerdos con ministros corruptos, reorganizaba cargamentos ilegales y tomaba decisiones que decidían la vida o la muerte de decenas sin pestañear.
No necesitaba disparar un arma. Porque el verdadero poder es hacer que otros disparen por ti… y te den las gracias por ello.
Consideraciones: Disposición a aceptar roles, mínimo pido trama con un sentido y ortografía entendible , quiero pasar un buen momento en la plataforma. No tengan miedo a acercarse...
Vestía siempre de negro. No por dramatismo, sino por eficiencia. El negro no llama la atención. El negro se mezcla con la noche. Como él.
Ian no levantaba la voz. Bastaba una mirada. Una pausa exacta. Una frase lanzada como cuchillo al corazón de sus enemigos.
Su obsesión no eran las armas ni el dinero. Eran las personas. Estudiarlas. Controlarlas. Saber qué las mueve y, sobre todo, qué las detiene. Tenía un archivo mental de cada aliado, cada traidor, cada político que alguna vez respiró cerca de su poder. En su mundo, el azar era una excusa de los débiles.
Una vez, un periodista intentó exponerlo. Desapareció sin ruido. Sin nota. Sin cuerpo. Solo un sobre, dejado en el buzón de su redacción, con una sola frase escrita a máquina:
“Cuando escribes sobre monstruos, asegúrate de no ser interesante para ellos.”
Esa era la firma de Maslow. La elegancia del terror.
De noche, tejía acuerdos con ministros corruptos, reorganizaba cargamentos ilegales y tomaba decisiones que decidían la vida o la muerte de decenas sin pestañear.
No necesitaba disparar un arma. Porque el verdadero poder es hacer que otros disparen por ti… y te den las gracias por ello.
Consideraciones: Disposición a aceptar roles, mínimo pido trama con un sentido y ortografía entendible , quiero pasar un buen momento en la plataforma. No tengan miedo a acercarse...
En lo alto de un edificio de mármol negro en Marsella, con vista al puerto cubierto por la niebla, Ian Maslow cerraba un trato con una sonrisa que jamás alcanzaba sus ojos. Era el líder silencioso de la familia Maslow, una organización que controlaba desde el tráfico de armas en los Balcanes hasta los contratos políticos en Francia. Para muchos, los Maslow eran una leyenda de sangre y miedo. Para los que sabían la verdad, Ian era el mito tras la leyenda.
Vestía siempre de negro. No por dramatismo, sino por eficiencia. El negro no llama la atención. El negro se mezcla con la noche. Como él.
Ian no levantaba la voz. Bastaba una mirada. Una pausa exacta. Una frase lanzada como cuchillo al corazón de sus enemigos.
Su obsesión no eran las armas ni el dinero. Eran las personas. Estudiarlas. Controlarlas. Saber qué las mueve y, sobre todo, qué las detiene. Tenía un archivo mental de cada aliado, cada traidor, cada político que alguna vez respiró cerca de su poder. En su mundo, el azar era una excusa de los débiles.
Una vez, un periodista intentó exponerlo. Desapareció sin ruido. Sin nota. Sin cuerpo. Solo un sobre, dejado en el buzón de su redacción, con una sola frase escrita a máquina:
“Cuando escribes sobre monstruos, asegúrate de no ser interesante para ellos.”
Esa era la firma de Maslow. La elegancia del terror.
De noche, tejía acuerdos con ministros corruptos, reorganizaba cargamentos ilegales y tomaba decisiones que decidían la vida o la muerte de decenas sin pestañear.
No necesitaba disparar un arma. Porque el verdadero poder es hacer que otros disparen por ti… y te den las gracias por ello.
Consideraciones: Disposición a aceptar roles, mínimo pido trama con un sentido y ortografía entendible , quiero pasar un buen momento en la plataforma. No tengan miedo a acercarse...
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

