Respiró profundo, se despertó de golpe, acalorada, con fiebre en toda su piel pero abrir los ojos fue el primero que le dio el peor quejido de su alma, el golpe de dolor en su cabeza fue de lo peor, su vista se nubló por completo, lagrimas cayeron por su mejillas, no entendía porque dolía y todo iba muy por encima de su temperatura normal.

Se levantó torpemente del suelo, no recordaba ni porqué se encontraba allí, aunque la casa se sentía extrañamente vacía, miró todo, ese peluche, la conversación, un frío pesado abrazó su corazón como un rasguño y tampoco lo entendió, solo necesitaba ambrosía, necesitaba con urgencia y tal la cura de quien si podía sanarla a su manera.

—No sé donde estes, Phos mou... No sé... Pero duele ... Pero... Lo intentaré... Calmarme, y no preocuparme... —dijo tal como si fuera una oración directa hacia Kaeru, aunque con torpeza camino hacia esa cama, los espejismos de sus tiempos juntos repentinamente se plasmaron como recuerdos frente a sus ojos.

Recuerdos suyos estando despierta. Aquello no le asustó pero dolió. ¿qué estaba pasando? ¿Mis ojos que estan mostrandome? ¿que me quieren decir? Con cierta debilidad protegió ese rinconcito con su manto de protección. Y con otro tropiezo mas, cuando vio que iba a caer al suelo pensó: "Quiero ir con Eucalipto, ¡No hacia el suelo!"

Y su luz se activó, su materialización divina la llevó como si fuera un diente de león hacia su sobrino médico.