En algún punto se quedó dormida mientras estaba sentada, su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia un lado. Debajo de sus parpados cerrados el movimiento de sus ojos era perceptible, errático. Un leve temblor sacudió los dedos de su mano.
Abrió los ojos, se encontró de pie sobre una plataforma de piedra blanca. Mirara a donde mirara, no había nada más a su alrededor que un inmenso cielo azul, tan brillante y tan azul como los cielos de julio en el verano. Hubo un temblor debajo de sus pies y la piedra blanca se fracturó, se rompió como una fina capa de hielo, las grietas crecieron con rapidez y ella cayó al vacío.
Su cuerpo atravesó las nubes en su descenso. Gritó, agitó los brazos, pero todo era inútil; no había ninguna cuerda, algo de que sostenerse, nada impediría su inminente destino. Como Ícaro descendiendo a su muerte en las olas del mar tras haber caído de los cielos. Escuchó al viento rugir en sus oidos, las nubes cubrían su campo de visión, hasta que estas desparecieron y las dejó a varios metros arriba de ella. Se reveló una figura: dos ojos del color del cielo del atardecer siguieron su trayectoria al vacío. Entonces habló, esos labios que deberían permanecer sellados, ocultando palabras que no deberían ser pronunciadas nunca más, soltaron una voz gutural que le heló la sangre en las venas.
──────Sangre de mi sangre...
«Carajo, carajo, carajo... Despierta Afro, ¡DESPIERTA!...»
Ahogó un grito y despertó de su sueño.
Abrió los ojos, se encontró de pie sobre una plataforma de piedra blanca. Mirara a donde mirara, no había nada más a su alrededor que un inmenso cielo azul, tan brillante y tan azul como los cielos de julio en el verano. Hubo un temblor debajo de sus pies y la piedra blanca se fracturó, se rompió como una fina capa de hielo, las grietas crecieron con rapidez y ella cayó al vacío.
Su cuerpo atravesó las nubes en su descenso. Gritó, agitó los brazos, pero todo era inútil; no había ninguna cuerda, algo de que sostenerse, nada impediría su inminente destino. Como Ícaro descendiendo a su muerte en las olas del mar tras haber caído de los cielos. Escuchó al viento rugir en sus oidos, las nubes cubrían su campo de visión, hasta que estas desparecieron y las dejó a varios metros arriba de ella. Se reveló una figura: dos ojos del color del cielo del atardecer siguieron su trayectoria al vacío. Entonces habló, esos labios que deberían permanecer sellados, ocultando palabras que no deberían ser pronunciadas nunca más, soltaron una voz gutural que le heló la sangre en las venas.
──────Sangre de mi sangre...
«Carajo, carajo, carajo... Despierta Afro, ¡DESPIERTA!...»
Ahogó un grito y despertó de su sueño.
En algún punto se quedó dormida mientras estaba sentada, su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia un lado. Debajo de sus parpados cerrados el movimiento de sus ojos era perceptible, errático. Un leve temblor sacudió los dedos de su mano.
Abrió los ojos, se encontró de pie sobre una plataforma de piedra blanca. Mirara a donde mirara, no había nada más a su alrededor que un inmenso cielo azul, tan brillante y tan azul como los cielos de julio en el verano. Hubo un temblor debajo de sus pies y la piedra blanca se fracturó, se rompió como una fina capa de hielo, las grietas crecieron con rapidez y ella cayó al vacío.
Su cuerpo atravesó las nubes en su descenso. Gritó, agitó los brazos, pero todo era inútil; no había ninguna cuerda, algo de que sostenerse, nada impediría su inminente destino. Como Ícaro descendiendo a su muerte en las olas del mar tras haber caído de los cielos. Escuchó al viento rugir en sus oidos, las nubes cubrían su campo de visión, hasta que estas desparecieron y las dejó a varios metros arriba de ella. Se reveló una figura: dos ojos del color del cielo del atardecer siguieron su trayectoria al vacío. Entonces habló, esos labios que deberían permanecer sellados, ocultando palabras que no deberían ser pronunciadas nunca más, soltaron una voz gutural que le heló la sangre en las venas.
──────Sangre de mi sangre...
«Carajo, carajo, carajo... Despierta Afro, ¡DESPIERTA!...»
Ahogó un grito y despertó de su sueño.

