Emi se encontraba ligeramente agachada, con su blusa celeste de puntos negros que caía suavemente sobre sus hombros, y su falda blanca ondeando ligeramente con el viento. Su expresión era radiante, una sonrisa de felicidad y complicidad mientras levantaba los dedos en un gesto de paz, casi como si estuviera invitando a la cámara a unirse a su buen ánimo.

El chico detrás de ella estaba tan cerca que su torso podía verse claramente en la foto, pero su rostro quedaba fuera del encuadre. Su mano descansaba con suavidad sobre un costado de su cabeza, en un gesto tierno pero posesivo, como si quisiera mantenerla cerca en ese momento. En su otra mano, levantó el pulgar, dejando claro que el momento era perfecto, como si estuviera dando su aprobación a la imagen que se estaba capturando.

El fotógrafo, un tercero que había capturado ese momento, seguramente no podía evitar notar la conexión entre ellos, la forma en que Emi sonreía con una picardía sutil, y cómo la cercanía de su compañero no hacía más que aumentar la calidez de la imagen. Mientras la cámara capturaba la esencia de esa escena, Emi no podía evitar sentirse más conectada con él, disfrutando de ese instante único que quedaría grabado para siempre.
Emi se encontraba ligeramente agachada, con su blusa celeste de puntos negros que caía suavemente sobre sus hombros, y su falda blanca ondeando ligeramente con el viento. Su expresión era radiante, una sonrisa de felicidad y complicidad mientras levantaba los dedos en un gesto de paz, casi como si estuviera invitando a la cámara a unirse a su buen ánimo. El chico detrás de ella estaba tan cerca que su torso podía verse claramente en la foto, pero su rostro quedaba fuera del encuadre. Su mano descansaba con suavidad sobre un costado de su cabeza, en un gesto tierno pero posesivo, como si quisiera mantenerla cerca en ese momento. En su otra mano, levantó el pulgar, dejando claro que el momento era perfecto, como si estuviera dando su aprobación a la imagen que se estaba capturando. El fotógrafo, un tercero que había capturado ese momento, seguramente no podía evitar notar la conexión entre ellos, la forma en que Emi sonreía con una picardía sutil, y cómo la cercanía de su compañero no hacía más que aumentar la calidez de la imagen. Mientras la cámara capturaba la esencia de esa escena, Emi no podía evitar sentirse más conectada con él, disfrutando de ese instante único que quedaría grabado para siempre.
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