De su habitación en el hotel, salió con indumentaria nueva... y muy acorde a él. Más que acorde, parecía una segunda piel, casi como si estuviera hecha específicamente para agradarle.
No era lo único inusual. Faust no podía dejar de pensar en los acertijos, en cómo todos parecían relacionarse íntimamente con los participantes. ¿Cómo podía saber tanto sobre tantas personas diferentes aquel ente organizador?
Misterios para después, tal vez.
No era lo único inusual. Faust no podía dejar de pensar en los acertijos, en cómo todos parecían relacionarse íntimamente con los participantes. ¿Cómo podía saber tanto sobre tantas personas diferentes aquel ente organizador?
Misterios para después, tal vez.
De su habitación en el hotel, salió con indumentaria nueva... y muy acorde a él. Más que acorde, parecía una segunda piel, casi como si estuviera hecha específicamente para agradarle.
No era lo único inusual. Faust no podía dejar de pensar en los acertijos, en cómo todos parecían relacionarse íntimamente con los participantes. ¿Cómo podía saber tanto sobre tantas personas diferentes aquel ente organizador?
Misterios para después, tal vez.
